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Ganó el ‘Pigu’ y arrasó el golf argentino

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Los amantes del golf recordarán por mucho tiempo la 42ª edición del Abierto del Norte, por diversos motivos.

Uno de los que mayores elogios dispensó a la competencia fue el director honorario de la Asociación Argentina de Golf, Eduardo Torres Pinto. “Resultó todo un lujo, por los profesionales presentes y por el nivel con que jugaron los aficionados, ya que ocho de ellos superaron el corte. Además, la cancha estuvo excelente, se hizo un gran trabajo”, señaló.

El triunfo final de Andrés Romero, con una tarjeta de 264 golpes (20 bajo el par de la cancha) se tomó con naturalidad, ya que era el gran favorito. Pero todos sabían que no le iba a resultar fácil lograrlo, sobre todo por la presencia de Angel Cabrera.

Gustavo Maqueda, director del TPG Tour, alabó el trabajo que desarrollaron los jugadores: “hicieron su parte para que el torneo fuera un éxito. Además, varios dejaron sus giras en EE.UU. y en Europa para venir, lo cual habla bien de ellos y le da más categoría al tour nacional”.

El fuerte impacto que generó el certamen fue abordado por Bernardo Racedo Aragón, presidente del Ente Tucumán Turismo, que se hizo presente en la ceremonia de premiación: “fue trascendente en lo deportivo y en lo turístico. Y lo ganó ‘Pigu’ Romero, nuestro embajador deportivo por excelencia, lo cual nos llena de orgullo”.

En forma unánime se elogió también el juego que desplegó el joven aficionado chaqueño Emiliano Grillo, que impuso una fuerte presión a Romero y a Cabrera y terminó segundo, junto al “Pato”, a dos golpes. El integrante de la Selección Nacional Junior fue premiado con aplausos y una ovación.
Juan José Avellaneda, presidente del Jockey Club, recordó emocionado el torneo que se jugó en Alpa Sumaj. “Vivimos jornadas memorables, en Tucumán nos dimos un pequeño lujo -destacó-. No sé si se podrá repetir algo así, pero lo intentaremos”.

La cancha se ganó los elogios

Desde que comenzó el torneo, profesionales y aficionados mostraron su satisfacción por el estado de la cancha. Y no era para menos: el arduo trabajo que encaró el Jockey Club hace varios meses dio resultado, con un campo puesto a la altura de las circunstancias, pese a que el Abierto se adelantó un mes. “Me gustó lo que vi. Los fairways estuvieron bárbaros”, apuntó Angel Cabrera. Y Andrés Romero agregó: “me sentí muy cómodo. Y estoy seguro de que el resto de los muchachos, también”.