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«Esto no ha hecho más que empezar…»

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Rahm, nada más escuchar su nombre como ganador
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Jon Rahm enciende el ordenador y se enchufa los cascos para atender amablemente a Ten-Golf desde la terminal de un aeropuerto, donde espera la llamada para embarcar hacia San Diego. Apenas ha dormido tres horas, pero no muestra ni el más mínimo signo de agotamiento. Está feliz con su Ben Hogan Award bajo el brazo. Ha sido un día largo, de muchos nervios y, sobre todo, de mucha emoción. El avión a San Diego lo lleva directo al TPI de Titleist, donde le espera Ricardo Relinque. «Vamos a entrenar, que aún hay muchas cosas que mejorar». Así es este joven vasco de 20 años nacido en Barrika, Vizcaya. No descansa ni con el premio al mejor jugador universitario del año aún caliente.

Rahm vivió así los momentos previos a un día que no olvidará jamás. «La votación es muy secreta y no sabíamos nada. Lo único que intuíamos es que estaría entre Maverick y yo, pero tuvimos muchas dudas hasta el final. Hemos ganado el mismo número de torneos, pero quizás los míos eran más valiosos: Campeonato del Mundo batiendo el récord de Nicklaus, la remontada histórica en el Campeonato de España, el quinto puesto en el Phoenix Open… De todos modos, él ganó el torneo de Conferencia con muchos golpes, así que seguramente habrá sido una decisión muy dura», asegura.

Cualquiera que conozca el mundo universitario norteamericano sabe el mérito que tiene ganar un premio de este calibre siendo de fuera de Estados Unidos. El deporte norteamericano es muy sensible al palmarés, a los resultados y tener un Ben Hogan Award no es cualquier cosa. Jon es el primer europeo que lo consigue con los actuales criterios que se establecieron a principios de siglo y que se centran en el rendimiento deportivo. «Cuando llegué y vi la lista de ganadores, todos americanos desde que cambió el criterio de elección, me dije, espera, esto está complicado… Así que cuando dijeron mi nombre fue algo muy especial. Creo que la foto lo dice todo. Me llevé las manos a la cara. Fue un día de mucha angustia, de muchos nervios, de pensar ganaré o no ganaré, de darle vuelta al discurso, y después pensar para qué el discurso si igual no ganas… Durante la cena creo que fui al baño unas siete veces en una hora, fue una mezcla total de sensaciones, de emoción y felicidad. Estuve a punto de llorar cuando escuché mi nombre…», asegura emocionado y emocionante. Y añade: «Ser el mejor jugador del año es algo muy especial. Demuestra que todos los esfuerzos que he hecho desde pequeño, todo lo que he entrenado, todo lo que me he esforzado, está pagando dividendos».

El teléfono de Jon no ha dejado de sonar desde la pasada madrugada. Se ha fundido más de una batería. Ha recibido mensajes de muchísima gente, todos muy entrañables. «Todas las felicitaciones que he recibido han sido muy especiales. Anoche hablé con mis padres, eran las siete de la mañana, antes de que salieran a trabajar, y se habían quedado a ver la ceremonia en directo por internet. La charla con mis padres fue muy emotiva. Me sorprendió la cantidad de gente que se quedó en España despierta para ver la ceremonia. Es un orgullo para mí y estoy muy agradecido», explica.

Si aún tienen alguna duda sobre la importancia del premio conseguido por Rahm, sólo hay que escuchar a Alejandro Cañizares. Su frase le llegó al fondo al golfista vizcaíno. «De todas las felicitaciones que me han llegado, quizás la que más me ha llegado ha sido la de Alejandro Cañizares. Que haya dicho que ojalá

 

{http://ten-golf.com/images/stories/Q-R/2015/rahmmemebenhogan.png|No faltaron los memes sobre el premio…}

 

{http://ten-golf.com/images/stories/Q-R/2015/rahmmickelsonbenhogan.jpg|Rahm, con Tim Mickelson}

 

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