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La increíble experiencia de jugar una Ryder

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NOMBRE: DAVID MARTÍNEZ

CAMPO: CLUB ZAUDÍN (Sevilla)

CUÁNDO: Entre el 15 y el 20 de octubre 2007

QUÉ PASÓ… 

Durante los últimos 15 días, unos amigos y yo hemos vivido una de las experiencias más divertidas, emocionantes y satisfactorias de nuestro pequeño universo golfistico: jugar una Copa Ryder…

Si, igual que la de los profesionales, pero entre nosotros, 14 locos por este deporte. Hemos sacado horas de donde no hay para darnos el gustazo de luchar por un trofeo, sudar una “camiseta” y presumir por el club, en el que habitualmente jugamos, de formar parte de un equipo.

 Para mi la experiencia era nueva, a pesar de que es el cuarto año que se disputaba el torneo. He de decir que es todo un orgullo que el capitán de uno de los equipos, aunque sea amigo tuyo, te llame para decirte que estás incluido en su escuadra. A partir de ahí, te entregan el polo “oficial” que tienes que defender, y los días previos al inicio de las partidas todo gira alrededor de lo que se nos viene encima. Hasta tal punto que el día que te toca salir al campo más vale que te hayas mentalizado bien, porque te das cuenta que la cosa es mas seria de lo que en principio te imaginabas. Y, ojo, nada de tonterías.

El primer día, fourballs, tres parejas contra otras tres. Acabamos ganando 2-1…Y mi pareja y yo protagonistas de la única derrota. A partir de ahí varios días más dándole vueltas al asunto, hasta que te dicen que juegas el foursome. Esto hay que explicarlo. Cada equipo tiene su capitán, y entre los dos configuran los enfrentamientos, por aquello del handicap, para que todo quede lo mas igualado posible. Total, que nos vamos a la bola alterna (los que lo hayan jugado coincidirán conmigo que es una de las modalidades mas difíciles), y acabamos con un 3-0 a nuestro favor. Así que después de los dos días, 5-1. Ahí empieza el choteo, siempre sin hacer daño por supuesto, del que es victima el equipo contrario.

 Nos encargamos de comprar unas cucharas de palo para entregar a los que no ganan ni medio punto, y nos enfrentamos al último DIA de competición, en partidas individuales. A pesar de la ventaja, la tensión se mantiene casi hasta el final. Se dan resultados espectaculares (hubo dos tarjetas de 78 y 79), y siempre prevalece el espíritu de equipo, al mas puro estilo Ryder, con el capitán dando vueltas como un poseso montado en un buggy.

 Al final, todo acaba en una cena en la que se entregan los trofeos (no hubo cuchara para nadie), y nos vamos de copas todos juntos… En fin, una experiencia que se aleja mucho del típico torneo de fin de semana, y que yo desde aquí recomiendo a todos los que, como yo, disfrutan de un buen grupo de amigos con los que compartir este deporte que tantas veces nos hace sufrir. Y hasta el año que viene, cuando nos toque defender de nuevo la Copa…