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Para los que aún se empeñan en decir que el golf no es deporte

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¿Es el golf un deporte o un juego? ¿Qué es mejor después de nueve hoyos? ¿Una barra energética o una manzana? ¿Es necesario tener los bíceps que tiene Tiger para jugar bien?…

Neil Wolkodoff, director del Rose Center for Health and Sports Sciences de Denver, ha hecho un estudio para responder estas cuestiones que tanto se repiten entre los aficionados al golf.

Los resultados indican que dado el número de calorías que se queman, el golf se puede definir como un deporte. "Una de las averiguaciones más interesantes que he hecho es que el acto de hacer el swing con un palo de golf consume una cantidad significativa de energía", explica Wolkodoff.

Tal vez más de lo que muchos piensan para un movimiento que no dura más de 3 segundos. Wolkodoff hizo la prueba con ocho voluntarios varones de 26 a 61 años con hándicaps entre 2 y 17. No le sorprendió comprobar que los sujetos quemaban más calorías cuando caminaban llevando los palos (721) que cuando iban en cochecito (411).

Nueve hoyos a pie suponen una distancia de unos 4 kilómetros, en comparación con los 800 metros que se andan cuando se juega en cochecito. Lo sorprendente es que la diferencia del 500 por ciento en distancia cubierta sólo supone un aumento del 75 por ciento en calorías quemadas.

La conclusión es que el acto del swing se puede considerar un buen ejercicio, algo que los que se niegan a llamar deporte al golf siempre habían cuestionado. "No es boxeo, pero es más de lo que la gente se piensa", señala Wolkodoff.

Sin embargo, el hecho de quemar 2.884 calorías a la semana, beneficio que un jugador promedio consigue jugando 36 hoyos a la semana, aunque bueno para la salud (hay estudios que demuestra que quemando 2.500 calorías a la semana se reduce el riesgo de enfermedades coronarias, diabetes y cáncer), no hace demasiado por nuestra condición física; es decir, no mejora nuestra capacidad aeróbica.

Lo que si demuestra el estudio de Wolkodoff es que una buena condición física afecta directamente a la capacidad de jugar bien al golf. Cuando los sujetos de la muestra cruzaban su límite de actividad anaeróbica, el ácido láctico comenzaba a acumularse, lo que produce problemas musculares que deterioran la habilidad motora fina.

Esto es muy importante en golf, especialmente para los que hacen sus recorridos a pie, porque cuanto mayor sea la capacidad anaeróbica del jugador, mayor será su capacidad de caminar largas distancias, subir y bajar cuestas sin perder su habilidad motora necesaria para dar golpes largos.

Otro de los hallazgos de Wolkodoff es que la diferencia en calorías quemadas llevando los palos al hombro (721) y tirando de un carrito (718) es sorprendentemente mínima.

Por lo que a la alimentación se refiere, una barra energética que contenga lo que el jugador está quemando es lo ideal para recuperar fuerzas, y probablemente mejor que puros carbohidratos, como es el caso de la manzana que normalmente vemos tomar a Tiger Woods en el campo.

"El estudio demuestra que hay un gasto significativo de energía en el golf, más que en los bolos y en otros deportes con los que se le ha comparado", concluye Wolkodoff. "Hay muchos deportes que no tienen este nivel de gasto energético".

Con información de Associated Press