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La histórica hazaña de Colomo comenzó con una catarsis

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Mi Historia de Amor con el Golf

Encadena cuatro triunfos en el circuito de Madrid al poco de plantearse seriamente dejar el golf: «estaba siendo un cretino conmigo mismo»

La Dehesa, la Herrería, el Club de Campo y Puerta de Hierro. Cuatro de cuatro. Javier Colomo acaba de hacer historia. Nadie antes había conseguido una hazaña similar: cuatro victorias, en cuatro campos diferentes, a una sola jornada y con un acumulado descomunal de -26.

Esta gesta sin precedentes tiene su propia paradoja, como tantas otras veces en el mundo del golf. La historia de Colomo es peculiar. Apenas unos días antes jugar en La Dehesa, este emeritense de 30 años estuvo a punto de tirar la toalla, de dejar el golf. “Estaba amargado, desesperado”, asegura.

La catarsis comenzó en una carretera, dentro de un coche, camino del PGA de Catalunya para jugar el Open de España y con su mujer, Cristina, como único testigo. “Me desahogué con ella, como siempre, es mi confidente y le tocó a la pobre. Lo necesitaba. En aquel viaje solté toda la mierda que llevaba dentro, mierda personal y deportiva, porque aquí todo va mezclado. Fue un antes y un después”, explica.

Colomo estalló: “venía de fallar cuatro o cinco cortes seguidos y me estaba autoconvenciendo de que no valía para esto. Estaba frustrado, infeliz y empecé a pensar que igual lo tenía que dejar, que a lo mejor necesitaba dedicarme a otra cosa, que había que tirar la toalla. El golf es mi pasión, pero también mi trabajo y estaba afectando a todo. Tenía una responsabilidad importante sobre mis hombros”, describe.

Aquella catarsis sobre cuatro ruedas funcionó. “Lo primero fue darme cuenta de que tenía un problema y después afrontarlo. Tenía solución y había que buscarla. Hablé con el psicólogo Óscar del Río, con quien ya había trabajado puntualmente en el pasado y me ayudó mucho. Me sinceré. Me preguntó cómo me veía yo y le dije que consideraba que más o menos tenía un 8,5 en técnica, un 9 en físico y un 1 ó 2 en mentalidad. Óscar fue muy directo y me comentó que aquí no se hacían medias, que de nada servía alcanzar un diez en técnica y físico, que ya de por sí es casi imposible, si mantenía el dos en mentalidad. Había que solucionar eso y nos pusimos manos a la obra”, recuerda.

Colomo afrontó algo parecido a un retiro espiritual, breve, pero retiro al fin y al cabo. Dejó de entrenar y se refugió en la meditación. “Óscar me recomendó un libro de meditación y empecé a ir a la biblioteca a leer otros libros y a pensar… Ahí empecé a ver el camino. Mi cabeza hasta ese momento era como un recipiente lleno de agua turbia, era imposible ver nada ni sacar una conclusión. Necesitaba calmar mis ideas y visualizar lo que quería hacer. Se trata de estar más en el presente. Sabía que o cambiaba o se iba todo al garete. Ya no sólo era un problema del golf, quién me decía a mí que si empezaba otro trabajo no iba a pasar lo mismo antes o después”, afirma.

Mi Historia de Amor con el Golf

La autoestima es una de las palabras claves en esta historia. Colomo siempre ha sabido y ha estado convencido de que tiene nivel más que sobrado para competir con los mejores, sin embargo su cabeza lo tenía atenazado. “Sí, era capaz de rendir al máximo cuando estaba contra las cuerdas, cuando me lo jugaba todo a una carta, pero no era capaz de tener regularidad. Me castigaba mucho. Estaba siendo un cretino conmigo mismo. Llegó un punto en el que incluso por una tontería me enfaba mucho conmigo, me insultaba, a veces sin que hubiera golf por medio. Ahora ha cambiado. Estoy mental y espiritualmente más tranquilo, paciente, aceptando que los fallos forman parte del deporte, que no pasa nada. No se puede ganar sin confianza. Aprendí que lo importante es valorar todo lo bueno que uno tiene y las cosas malas, aceptarlas y trabajar para mejorarlas”, apunta.

Colomo admite que se encuentra mejor que nunca, listo y preparado para encarar todos los retos que tengo por delante, sin medio a la presión. Es más, lo dice a boca llena: “este es el mejor Javier Colomo de siempre y no tengo problemas en decirlo. Tengo un amor incondicional por mi trabajo, me gusta entrenar y me encanta la presión. Quiero jugar torneos, competir en las citas más importantes del mundo y con los mejores. Es mi sueño. Eso es lo que quiero hacer y no tengo nada que perder. No me siento inferior a jugadores del Tour como Rafa Cabrera, Gonzalo Fernández Castaño, Álvaro Quirós o Pablo Larrazábal. Ellos serán mejores en algunas cosas y yo en otras”, afirma.

Este versión 3.0 de Colomo tiene un reto inmediato ante sus ojos. Mañana miércoles viaja a Chequia para disputar el torneo del Circuito Europeo. Cuando pidió la invitación para esta cita se lo pusieron muy negro, pero al final ha acabado entrando. Es lo que pasa cuando se ven las cosas con ojos positivos. El extremeño aterrizará en Praga con cuatro victorias más en su palmarés y un enorme agradecimiento al circuito de Madrid. “Hay que hacerle la ola a la Federación de Golf de Madrid por lo que está haciendo por el golf profesional. Los torneos de los lunes son de una gran ayuda, te permiten compaginar con otros calendarios y mantenerte en competición. No se puede estar más agradecido que yo. El circuito está muy bien montado y los campos se vuelcan siempre con los jugadores. Le ponen pasión e ilusión y es para sentirse orgullosos”, remata.