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La sonrisa del jugón

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Andrés Romero bromea con su caddie en el green del 13/ Ten-Golf

Andrés Romero, a Ten-Golf : "Si llegué hasta aquí jugando agresivo, no creo que tenga que cambiar nada"…

Entre latigazo y latigazo, Andrés Romero sonríe con las bromas de sus compañeros de Pro-Am en Valderrama, sonríe también con las anécdotas que intercambia con su caddie y vuelve a sonreír mientras firma autógrafos camino del siguiente tee. Y es que Andrés Romero sonríe siempre. Así es el 'Pigu', natural, abierto y amable. Allí fijamos la cita para el jueves después de su ronda.

Firma 76 golpes y, aunque no es un resultado tan negativo por las condiciones de Valderrama, no está contento. Pero no deja de sonreír. Reparte firmas, bolas y guantes a los pequeños aficionados que se agolpan en el green del 18. Cuando termina con este ritual sagrado, aprieta el paso en dirección a la cancha de prácticas. Da una hora de bolas, desde los wedges al driver. Acaba cuando ya apenas se ve cómo la bola, de vuelo, se incrusta en el bosque que ahí enfrente, a poco menos de 300 metros de distancia.

Sale de la práctica y nos busca con la mirada. Atiende con una cordialidad extrema a Ten-Golf, a pesar sus padres, recién llegados de Argentina, están esperando para marcharse a cenar con el 'niño'…

 

Vaya cómo se las gasta Valderrama… Hay mucho viento, el campo está muy difícil y el viento lo complica todavía más. No han salido bien las cosas, así que nada más acabar, derecho a la práctica.

 

El año pasado también se le atravesó este campo (+25 tras los cuatro días)… El año pasado le di aquí por todos.

 

Menudo año para el golf argentino… Hemos tenido un año muy bueno con las victorias de Daniel (Vancsik), Ariel (Cañete), Miguel (Rodríguez), Rafa (Echenique), la mía,… Pero el que hizo todo fue Ángel Cabrera. Es impresionante. Hubiera sido ya algo sorprendente si yo gano el British, pero no pudo ser y gané la semana siguiente. (Aquel British acabó tercero a un golpe de Sergio García y Harrington, después de una maravillosa cuarta jornada de golf (¡hizo diez birdies!) que terminó con un doble bogey y un bogey).

 

El momento estelar del Open Británico… Es cierto que tuve la oportunidad de ganar British, pero perderlo me enseñó algunas cosas que en caso de haberlo ganado no sé cómo habría reacionado. Me enseñó que hay que estar concentrado durante todos los golpes y hasta el hoyo 72. Cometí ese error, pero yo creo que me puede significar buenas cosas en mi carrera. Tengo más experiencia y aprendí muchas más cosas. Si hubiera ganado, seguro que no tendría nada de eso. De hecho, a la semana siguiente gané.

 

El mito: Ángel Cabrera… Siempre ha habido grandes jugadores en Argentina y es cierto que hoy en día hay una buena generación. Pero ganó Cabrera el US Open y parece que nos abrió los ojos al resto. Nos enseñó que se puede ganar, a creer en nostros mismos. La explosión creo que viene por ese lado, por él. Nos dijimos: todos podemos hacerlo. A mí personalmente me hizo muy bien y estoy muy agradecido a Cabrera.

 

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Romero, puro espectáculo

Un estilo de juego que engancha… Siempre me han dicho que era demasiado agresivo y que debería cambiar algunas cosas. Incluso, después de ganar en Hamburgo me preguntaron los periodistas si, ahora que había ganado, tenía pensado cambiar la forma de jugar. Yo les dije, si así he llegué hasta aquí, no creo que tenga que cambiar nada.

 

El golf español… El golf español ha ganado muchos torneos este año y seguirá ganando porque siempre está ahí. Es impresionante. No lo conozco mucho, pero sé que hay muchos jugadores que juegan bien, es como el caso nuestro. Mientras siga así, estará muy bien y seguirá creciendo el semillero…

Sergio García… Lo conozco muy poco, aunque gracias a Dios me llevo muy bien con él. Es un jugador admirable, tiene un juego muy bonito y espero que le llegue el momento rápido porque supondrá una gran descarga mental para él.

 

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El ‘Pigu’ la rompe desde el tee del 14/ Ten-Golf

Circuito Americano… A ver si tengo la suerte de jugar algún día el Circuito Americano, aunque en Europa me siento como en casa. He jugado allí dos torneos y fue medio aburrido, pero me gustaría probar, porque en la vida hay que probar de todo. No jugaré la Escuela, pero si me meto entre los 125 primeros y obtengo la tarjeta, lo jugaré. Y si me va mal, me vuelvo otra vez para Europa, para mi casa.