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Piensa en verde

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Miguel Ángel Jiménez se hizo profesional en 1982, poco antes de irse a hacer la mili. En este 2007, se cumplen, por tanto, 25 años. Pero éste no es el único número redondo que celebra el malagueño, pues ya son veinte años consecutivos con la tarjeta del circuito europeo en su poder. Se la ganó por derecho propio en 1988, año en el que un tal Seve Ballesteros conseguía ganar por quinta vez el Orden de Mérito y al que aún le quedaba uno más por ganar en 1991. Curiosamente, en su primer torneo en 1988, el Mallorca Open de Baleares en Santa Ponsa, el ganador fue Seve Ballesteros (-16), seguido de José María Olazábal (-10). Jiménez se quedó a un solo golpe de pasar el corte, tras un primera vuelta de 78 y una segunda de 72. Desde entonces ha ganado 14 torneos en el circuito europeo.

Un cohiba anuncia su llegada al club de Guadalhorce poco después de comer, gorra de Ping con su inseparable Andalucía serigrafiada a un lado, impecables zapatos, como siempre, sonrisa de oreja a oreja y gafas de sol. Jiménez se toma un café con Ten-golf y nos habla de todo. De su trayectoria, de sus triunfos, de la chaqueta verde… Quedaban entonces dos semanas para el Masters que hoy empieza.

-25 años como profesional… ¿Cuántos recuerdos, no?

-Sí que son muchas sensaciones y satisfacciones. El golf me lo ha dado todo en la vida. Empezamos pronto para trabajar y subsistir. También le he dado yo todo. Cuando mis amigos se iban de fiesta un fin de semana, yo me venía antes porque tenía que ir a trabajar pronto. Lo he dado todo y me está recompensando. Nunca he perdido la tarjeta desde que la cogí por primera vez y esa es la satisfacción. Además, todas las victorias han sido únicas y genuinas.

-¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando echa la vista atrás?

-Se agolpan muchas cosas. No puedo decir esta parte me gusta más que la otra. Todo es parte de la vida. Aunque no te haya gustado es parte de tu vida y tienes que vivir todos los momentos agradables y desagradables. Recuerdo mi primera victoria internacional, en 1988, meses antes de tener la tarjeta del circuito. Fue en Lyon, en el Open de L’inforatique, jugando con Bobby Charles, que estaba en ese momento en pleno auge. Luego recuerdo que quedé segundo en el campeonato de España, cogí la tarjeta del circuito Europeo, fueron buenos momentos y por esos estamos aquí. También fue un momento muy bonito mi primera victoria en el circuito europeo, en el año 92, jugando mano a mano con Nick Faldo, que entonces estaba ganando todos sus ‘majors’. (Fue en el Piaget Belgian Open. Jiménez compartió partido en la última ronda con Faldo. El español hace menos dos y Faldo más tres. Entre los diez primeros de aquel torneo había ilustres como Barry Lane, Seve Ballesteros, Faldo, Sandy Lyle, Per-Ulrik Johansson, Ian Woosnam, Darren Clarke o Vijay Singh) Hay otros momentos. Cuando gané en el Parador de Málaga el Tourespaña Masters de Andalucía en el año 99 y me encaminaba a jugar mi primera Ryder, también ese año gané el Volvo Masters en Jerez, en Montecastillo, rodeado de mis amigos. Todos los momentos son genuinos.

-Y cuando mira hacia delante, ¿qué ve?

-No son las mismas cosas que hace diez años. Tengo 43. Con 33 estaba en pleno auge y cogiendo el toro por los cuernos. Ahora seguimos agarrado al toro (risas) y por supuesto me sigue haciendo mucha ilusión la competición porque me divierte mucho. Odio volar, pero me encanta competir. Me veo competitivo y con posibilidades de seguir ganando y eso es lo que me mueve a seguir en la competición. Soy realista, tengo 43 años y esto es como un árbol. Tienes un tronco con varias ramas. Hasta ahora sólo había estado en una rama, la de la alta competición, y ahora estoy empezando a vivir las otras ramas, tanto el diseño, la organización de eventos deportivos o las escuelas de golf. La edad te va haciendo pensar en otras cosas. En mi primer año en el circuito, con 25 años, le estabas dando una patada en el culo a los que tenían 40 y ahora les toca a ellos. Es el reciclaje.

-¿Cuál sería el regalo soñado para esas Bodas de plata como profesional?

-(No lo duda) Ganar el Masters en dos semanas (risas). Sería un regalo magnífico. Además, siempre ha sentido una especial debilidad por Augusta… Es uno de los ‘majors’ más importantes. Junto al Open Británico están por encima en la escala de valores, por lo que significan. El Masters además tiene su mística, sus cosas…

-¿Y cómo llega Jiménez a esta cita?

La temporada empezó bastante bien el desierto y esperamos seguir en la misma línea.

-¿Cómo ha preparado el Masters?

-Pues estoy haciendo de todo menos entrenar… (Justo en ese momento, se le acerca una mujer, bromea con él, y le dice: “Qué guapo estás poniendo el campo”. (Jiménez está rediseñando los greenes del club de Guadalhorce). Me voy a dar bolas, a aprochar, a patear, lo mismo que para cualquier otro torneo, nada especial y después hay que darle tranquilidad y ritmo a la cosa.

-Es el Masters que más tiempo ha preparado en su casa, ¿no?

He estado un mes de vacaciones, esquiando en la sierra, organizando el torneo de Marbella, rediseñando los ‘greenes’ de Guadalhorce, viviendo…

-¿Se sigue sintiendo algo especial cuando se pone la bola en el tee del uno de Augusta?

-No sólo en Augusta, en todos los campos. Llega el jueves pones la bola y algo sube y baja por el estómago.

-¿Y cuando uno se pone líder en la última jornada como el año pasado?

-Las cosas suben y bajan en el estómago, pero a más velocidad (risas).

-¿Siente que tiene una cuenta pendiente con Augusta después de haberlo tenido cerca?

-Las cuentas pendientes no existen, nada más que con el banco. El golf te enseña muchas cosas. Hoy estás aquí, mañana te pegas una leche y estás en el otro polo. Este Masters es totalmente distinto al del año anterior y no sólo se trata del factor tú, sino de todo lo que tienes alrededor y de tu estado anímico. Tú quieres estar en la misma situación que hace un año porque es la situación en la que podrías tener opciones. No se trata de quitarte una espina, pero está claro que mejorar lo del año pasado sería impresionante.

-¿Cuántas ediciones van ya?

-Llevo unas pocas, creo que es la octava.

-¿Recuerda algo especial de cada una de ellas?

-Es muy difícil recordar un momento de cada una. Recuerdas que el campo cada año es más difícil, más largo y el ambiente que se respira. Cuando entras por la verja, ya desde el mismo lunes que te pones a practicar, hay algo que te hace sentir distinto. Lo más importante son los sentimientos cuando entras allí y vas al tee del uno y ves a Gary Player, a Nicklaus, a Palmer, cuando veías a Sarazen, que en paz descanse. Todo esto es lo que hace que el Masters sea tan especial. Esta mezcla de componentes.

-¿Hay algún favorito?

Tiger siempre es el favorito.

-¿Cómo ve las opciones de Sergio García y Olazábal?

Los ‘majors’ transforman a la gente y ellos suelen jugar ahí bien. Olazábal ha ganado dos veces y ha estado muchas veces cerca y a Sergio ya sólo le falta que nos rompa con uno y empiece a ganar ‘majors’.

-Cuando todo va mal en una vuelta y sientes que nada le sale, ¿cómo lo soluciona? ¿A qué se agarra?

-Respiras hondo, tranquilo, llegas al hotel, te tomas un par de cervezas y relax… Te fumas un puro y ¡hala! Hay días que te encuentras mal, sigues entrenando con tranquilidad y paciencia. Mil veces te has salido de swing, pero eso quiere decir que mil veces estabas en swing. Como esto es aprendizaje, te lo tomas con tranquilidad. Entrenas un poco si ves que no te sientes a gusto, dejas los palos y al día siguiente será otro día, haces un poco de deporte, estiramientos y te pones un buen tocho en la boca, un whisky y tranquilo, no pasa nada, somos humanos.

-¿Recuerda su primer experiencia en un torneo cuando puso la bola en el tee del uno?

-Pues no lo recuerdo, pero posiblemente no podría ni poner la bola. Nervioso.

-Entonces, ¿apostamos por Miguel Ángel Jiménez en el Masters?

-(Piensa durante unos segundos, mira al horizonte, encoge los hombros y esboza una medio sonrisa) Sí.