«Si hace cinco meses me dicen que iba a estar aquí jugando cinco hoyos no lo habría creído de ninguna manera». Tiger Woods ha vuelto a jugar al golf. Poco, eso sí, pero ha jugado. Cinco hoyos para ser exactos. Fue el lunes por la tarde, durante la apertura oficial del primer campo de Estados Unidos que lleva su firma en el diseño: el Bluejack National de Texas.
Tiger jugó cinco hoyos de los segundos nueve, pegando el drive al máximo, como demostró en el hoyo 11, un par 5 de 637 yardas que cogió de dos pegando drive desde el tee y otro drive desde la calle. Fue su gran momento del día. Sin embargo, esto no significa demasiado si la duda a resolver es cuándo va a regresar. Ahí no arroja ninguna luz, más bien al contrario. «Voy progresando poco a poco. Estoy cansado, pero contento de haber podido jugar. Estoy en pleno proceso, pero por desgracia no puedo decir cuándo regresaré a un torneo oficial. Es frustrante, pero es así. Hay que ir poco a poco», asegura.
Woods desmintió que hubiera jugado ya algunos hoyos en el Medalist, el campo donde habitualmente entrena en Florida. «Que salga en los medios no quiere decir que sea verdad. No había jugado un hoyo completo de golf desde la última ronda del Wyndham en agosto del año pasado. Estoy contento, pero aún me falta más fuerza y más velocidad en el swing», afirmó. Tiger, que se ha inscrito para jugar el US Open, aún no sabe cuándo va a volver. Al menos, su cuerpo, los médicos y su golf sí le permiten ya hacer un esfuerzo para jugar algunos hoyos delante de los medios, aunque sea en un acto promocional. Un paso más.
