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El capitán ya recibe los honores a pie de obra

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José María Olazábal ya es uno más de la ‘tropa’…

Nunca dejó de serlo, claro, pero al fin y al cabo a partir de esta semana, en el Portugal Masters, él tratará de centrarse única y exclusivamente en su tarjeta, su resultado y su carrera, a la que aún le quedan un puñado de capítulos por escribir.

Bien visto, quizá no sea tan sencillo dejar atrás el quintal de emociones y vivencias recientes. No en vano, el vasco era hoy la persona más solicitada en el campo de prácticas del Oceanico Victoria Golf de Vilamoura.

Chema salió esta mañana a las 8,00 a jugar 18 hoyos. Su golf anda ahora un poquito dislocado, no todo lo recto y preciso que quisiera, pero no desespera. Toca fajarse con el recorrido luso a las duras y a las maduras. Así que después, fiel a su costumbre, se ha machacado un rato en el driving range. Mientras pegaba y pegaba iban dirigiéndose hacia su puesto en gozosa peregrinación todos los profesionales que aún no habían tenido la oportunidad de estrechar su mano. Y también los que, incluso, vivieron la apoteosis a su lado. Martin Kaymer, por ejemplo, que volvió a fundirse en un abrazo con su capitán.

La sentencia más repetida por Olazábal a unos y otros fue la siguiente: “los chicos hicieron un trabajo increíble. Yo no pegué ni un golpe, ellos tienen todo el mérito”. Nada que asombre, tratándose de este gentleman del golf.

Volvió a departir con Bjorn y Jiménez, dos de sus fieles vicecapitanes, y en general no dejaba de sonreir y compartir con los muchachos de la Armada que, a su lado, pegaban y pegaban también. Ya lo saben todos: si alguno necesita de su ojo un rato para afinar putters o maderas, ahí estará él para echar una mano. Como en los ochenta, y en los noventa…   

Los compromisos con los medios no cesan y esta misma tarde participará en un acto de promoción en Vilamoura de Turismo de Portugal. El capitán es el capitán. Y él, encantado.