Inicio Ryder Cup El resultado que separa a los niños de los hombres…
europa se lleva un primer guantazo de categoría en los foursomes (4-0) y dilapida casi todo su margen de error

El resultado que separa a los niños de los hombres…

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Europa ha caído 4-0 en los foursomes de la mañana del viernes y caben muchas lecturas. Desde la del pánico, pasando por la del simple pesimismo, hasta otra un poco más templada a la que conviene adscribirse para evitar calentones y taquicardias.

Habrá quien maldiga a Darren Clarke (señores, estamos en España: en la sexta jornada de Primera ya habían cesado a dos entrenadores). Que si las tres elecciones del capitán (¿todavía estamos con esas?), que si los emparejamientos… Hay otras realidades perfectamente objetables. La que nos muestra por ejemplo a un Rose y Stenson mucho más ordenados y correctos de lo que parece mostrar el resultado final de 3 y 2 a favor de Spieth y Reed. Si el inglés hubiera embocado alguno de los putts que tuvo por los primeros nueve desde mejores posiciones que los estadounidenses, seguramente estaríamos hablando de otra cosa.

Otra realidad objetiva: Sullivan no ha fracasado en su debut. No es que haya brillado, y hasta envió una bola al agua en un momento candente, pero ha sido un más que estimable apoyo para Rory. Ya es raro que se le escapara este partido a la pareja europea. Mickelson y Fowler deben andar todavía diciéndose cosas al oído, algo así como «todavía no me lo puedo creer», porque si algo fueron los dos norteamericanos es irregulares, justo lo que uno no puede ser en esta modalidad. Pareció como si Rory diera el partido por ganado por dos veces, una demasiado pronto y otra cuando, por desgracia, todavía quedaba margen para la reacción de los rivales.

Sergio mantuvo el partido vivo y en ventaja mientras aquello parecía un duelo entre el español y Zach Johnson, lo cual no es poca cosa. Después Walker fue regresando y Kaymer, aunque produjo disparos de mérito, nunca terminó de llegar. Johnson, este sí, mantuvo el mismo nivel notable de principio a fin y las diferencias terminaron marcándose ampliamente. El duelo entre Westwood y Pieters ante Dustin Johnson y Kuchar tuvo muy poca historia. Demasiado blandito el inglés y preocupado el belga.

Hay una gran verdad por encima de todas: Europa ya ha dilapidado casi todo el margen de error que un equipo puede darse antes de los individuales. A partir de aquí, las prisas tampoco son buenas consejeras. Se trata más bien de agarrarse con coraje al campo, de ir arañando terreno en cada pequeña batalla, recortando la diferencia, ganando cuerpo y recuperando heridos. No es sencillo: un 4-0 es un guantazo de categoría, la clase de resultado que separa a los niños de los hombres en el bando de los derrotados.

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