Estados Unidos domina 2,5-1,5 el marcador de la 40ª edición de la Ryder Cup tras la disputa de los fourballs del viernes. Y da la sensación de que el equipo europeo ha salido de la primera batalla mucho mas escocido incluso de lo que indica el resultado, que no es trágico ni concluyente.
Es así porque a Paul McGinley le han salido mal precisamente esas apuestas que no entraban en las quinielas más conservadoras. Poulter y Gallacher fueron arrollados por Reed y Spieth, y McIlroy y Sergio, llamados a ser buque insignia del equipo azul, caían también en el 18 ante Mickelson y Bradley.
Es así, además, porque Fowler y Walker arañaban medio punto en el último suspiro a Bjorn y Kaymer, con lo bien que sienta eso cuando has ido por detrás en el marcador desde el hoyo 1. Y a la inversa: la cara que se te queda cuando te roban la cartera casi en el vestuario.
A priori, Europa ha perdido algo más que la ventaja en el marcador. Porque habrá que ver cómo reacciona Gallacher al palo que se ha llevado. Porque hay que ver también cómo reaccionan Rory y Sergio en los foursomes de la tarde, no sólo a la derrota, sino también a las malas sensaciones con las que se han quedado ambos tras desplegar un juego más errático que otra cosa. Y esa es otra: McGinley ha vuelto a confiar en esta pareja cuando no se les veía bien. Una apuesta valiente y decidida, no cabe duda…
A todo esto hay que unir el doble mazazo psicológico que se ha producido. Por un lado Ian Poulter, el héroe de Medinah y uno de los pilares emocionales del bando continental, ha quedado tocado y en el banquillo, pues no juega por la tarde… Y por otro lado, la situación ha dado alas a dos jóvenes novatos como Spieth y Reed, con el peligro que ello supone (más jugadores involucrados, metidos, enchufados y por tanto capaces de lidiar mejor a la presión).
Mientras, Tom Watson anda tranquilo y satisfecho, las buenas noticias para Europa son dos. Una: la solidez mostrada por Rose y Stenson, por supuesto, que además repiten por la tarde en los foursomes (esta sí parece una decisión más lógica de McGinley). Y dos: hay que pensar que es imposible que McIlroy y Sergio no eleven su nivel… Lo van a necesitar en los foursomes, donde los errores se pagan aún más caros.
