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Lo que se escuchó ayer en el vestuario de Europa…

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Por Pedro Fernández, Nuestro ‘Anti-Jordan’

¡Menudo subidón! El putt de Poulter en el hoyo 18 y todo lo que vivimos después fue algo que jamás podré olvidar. La entrada al vestuario fue antológica…

Estábamos todos desatados, algunos corriendo, otros saltando, muchos cantando y todos gritando. Necesitábamos como el comer una alegría así. Fue como un chute de adrenalina. Los jugadores ingleses recibieron a Poulter en el vestuario como si fuera un héroe de guerra. Impresionante.

Todos se pusieron a cantar una canción que no logré identificar, pero que debe ser algo muy especial para Poulter, igual hasta se trata de una letra hecha específicamente para él. No lo sé, pero fue muy emocionante. Se fueron abrazando uno a uno, se hizo una piña, todo muy intenso. No quiero ponerme cursi, pero algo trascendió de aquel vestuario. Vi más que nunca el espíritu de un grupo unido que cree en los milagros, que piensa que es posible la remontada. Que sueña despierto.

Se dijeron muchas cosas, muchos gritos de aliento, muchas frases que salían desde lo más profundo de cada uno. Había una gran necesidad de soltar toda la frustración acumulada tras dos días muy difíciles en los que más de uno llegó a pensar que nos iban a pasar por encima. En aquel momento, las dos frases más escuchadas en el vestuario fueron: «we have a chance» (Tenemos una oportunidad) y «yes, we can» (Sí, podemos). Se repitieron una y otra vez.

Los jugadores son conscientes de que pueden hacer historia este domingo y a mí me encantaría que ocurriera por José María Olazábal. Se lo merece. Es un tipo espectacular y está sufriendo mucho esta semana. Pero mucho, mucho. Quiere dedicarle la victoria a Seve y lo está pasando mal.

Por cierto, lo de Poulter es de película, pero también quiero destacar a Colsaerts. ¡Vaya jugador! Qué pasada. Tiene una personalidad increíble. Nadie diría que es un novato. Al revés, se comporta como un veterano y pega a la bola que la descose. Pisó más de una y dos veces a Dustin Johnson. Qué bestia. Me ha impresionado.

Un detalle logístico. No sé si pudísteis ver ayer a los capitantes y vicecapitantes con un aparatejo en las manos parecido a una playstation. Pues bien, es una televisión donde se emite la misma señal que estáis viendo vosotros en casa. Es de gran ayuda para seguir los partidos. Ahora bien, me sorprendió mucho una cosa. A nosotros nos dieron el instrumento ayer, mientras que el equipo americano ya lo tenía el viernes. Serán gajes de la competición. El otro golf.

Ayer también tuve mi ración de personaje famoso. Conocí a Michael Phelps, un tipo simpático y muy normal. Muy buen tío.

Me voy al campo con una sola idea en la cabeza: «yes, we can». Vamos, Europa. Se puede.

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