«Tenía la distancia perfecta para mí: 226 yardas (poco más de 200 metros). Un buen hierro 4. Sabía que si le pegaba como quería podía ser un buen golpe. Y salió perfecta. Camino del green, cuando vi el putt que me quedaba para eagle ya empecé a pensar en la celebración. Vi que se podía meter. Era cuestión de acertar la línea y ponerla en marcha. El resto del trabajo lo haría la gravedad. Quería celebrarlo de manera especial, poner un signo de exclamación final a un día que había empezado difícil para nosotros y se me ocurrió hacerlo así. Fue una especie de ‘Bienvenidos al show'». De esta manera explicó ayer Rory McIlroy su reverencia al público en el green del hoyo 16 tras embocar el putt de eagle y ganar su punto con Pieters contra Dustin Johnson y Matt Kuchar.
¿Y por qué reaccionó de esta manera McIlroy? Lo explica con pelos y señales. «El ambiente es muy hostil. Es cierto que la mayoría del público es respetuosa, anima a su equipo y es lo que debe ser, es algo aceptable, pero hay otros, una minoría, insisto, que grita contra el otro equipo. No quieren que metas un putt, no quieren que pegues un buen tiro. Es un poco decepcionante ver eso. Por todos ellos, cuando pegas un buen golpe o metes un putt es aún más satisfactorio. Nosotros queremos que la Ryder Cup transcurra por los cauces de la deportividad, una conducta de la que, por ejemplo, el gran Arnold Palmer estaría orgulloso», asegura.
En ese sentido, la celebración de McIlroy fue una especie de mensaje: «Quería demostrar a la gente lo que significa para mí y para Europa la Ryder Cup». Del mismo modo, su celebración recordó en parte a la que realizó Ian Poulter el sábado famoso de Medinah. Fue una especie de toque de atención, un que estamos aquí y aún no estamos muertos. Curiosamente, aquel sábado de Medinah, Poulter estaba jugando con McIlroy.
Rory aprovechó también para disculparse con el hermano y caddie de Dustin Johnson. «No me había dado cuenta de que no le había saludado. Lo siento mucho. Tengo muy buena relación con ellos y ha sido totalmente sin querer. Voy a pedirle disculpas personalmente», zanjando cualquier polémica posible en este sentido.
