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Europa apaliza a Estados Unidos como nunca se había visto

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Francesco Molinari y Tommy Fleetwood son los únicos jugadores que han hecho pleno en la primera jornada. © Golffile | Thos Caffrey
Francesco Molinari y Tommy Fleetwood son los únicos jugadores que han hecho pleno en la primera jornada. © Golffile | Thos Caffrey

La primera jornada de la Ryder Cup se ha saldado con un incipiente y esperanzador 5-3 a favor de Europa después de una sesión vespertina de foursomes en la que los de Thomas Bjorn han destrozado literalmente al equipo estadounidense (parcial de 4-0). Lo han hecho, para más señas, de una manera que nunca se había visto en la historia de la Ryder Cup, por la sencilla razón de que Europa jamás había endosado un parcial de 4-0 en esta modalidad a los de las barras y estrellas.

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El viento, que aparecía por la tarde y se ‘multiplicaba’ según pasaban las horas, se le ha atragantado a la escuadra de Jim Furyk. Este condicionante resulta un tremendo cóctel en aleación con las dificultades propias del Albatros Course del Golf National (calles estrechas, rough endemoniado…) y la tropa estadounidense se iba dejando efectivos casi a cada paso. Porque, salvo el partido que enfrentaba a Poulter y McIlroy con Bubba y Simpson, todos los demás se coloreaban pronto de azul y de esta guisa iban a continuar hasta el final. El norirlandés, redimido de su desafortunada actuación matinal, y el inglés, en todo caso, ya le habían dado la vuelta en el hoyo 7 a un arranque dubitativo. Avanzaban los de las estrellas amarillas como una división acorazada de impenetrabilidad absoluta…

Henrik Stenson, Ian Poulter y Sergio García cumplían a la perfección su papel de veteranos apaciguadores. Y el plan B del capitán, consistente en poner en juego a todo el equipo (están todos metidos al ciento por ciento, rebosantes todos de adrenalina y sintiéndose dentro del redil), dando prioridad a los nóveles por la mañana y guardándose a buena parte de la vieja guardia para, o bien rematar una bonita faena, o bien remontar en el marcador, que es la misión que al final le ha tocado llevar a cabo tras el inquietante 3-1 de los fourballs.

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Casi una tercera parte de todos los birdies que se han visto en la sesión de foursomes corespondía a una sola pareja, la formada por Sergio García y Alex Noren, que han tejido un golf sublime por los primeros nueve. ¿O no es sublime el hecho de sumar hasta cinco birdies en los primeros nueve hoyos? Mickelson y DeChambeau, que ciertamente no habían comenzado muy atinados, no tenían tiempo de ponerse de pie, de rehacerse y armar la guardia, como los púgiles sonados que apenas consiguen enfocar la figura relampagueante de su rival.

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Hemos vuelto a ver los ojos de Poulter bien abiertos, locos. Y su labor ha sido doble, puesto que ha resultado un apoyo decisivo para Rory en la reconstrucción de la confianza. Y hemos disfrutado la consistencia de Stenson, que ha puesto mucho de su parte para endulzar el paladar de Justin Rose, avinagrado tras la postrera derrota matutina.

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Hemos asistido, en fin, a otro sereno recital de Francesco Molinari y Tommy Fleetwood, los únicos jugadores que han sumado dos puntos en esta primera jornada. Ellos, el sobrio italiano y el inglés pausado, te matan suavemente con su canción.