Tal vez uno de los jugadores que mejor encarna los valores de la Ryder Cup sea Justin Thomas. Un jugador que, además de ser uno de los mejores del mundo, vive este torneo con especial entrega y con un grado de pasión que pocos golfistas consiguen expresar. Sin duda, Thomas será una de las bazas más importantes de Stricker por su historial y por la magnífica temporada que ha realizado.
El momento más importante del año llegó con su prestigiosa victoria en The Players, premio a su regularidad durante toda la campaña. A ese triunfo, podemos añadirle seis top 10 más en torneos como el Masters 2020 (4º), el US Open 2020 (T8), el Zozo Championship (T2) o el Sentry Tournament of Champions (3º). Todo ello resultó en un cuarto puesto en la FedExCup, su quinto año consecutivo consiguiendo colarse entre los diez primeros de dicha clasificación.
Con su victoria en TPC Sawgrass, Thomas se convirtió en el primer jugador desde 1960 en conseguir 14 victorias en el PGA Tour antes de cumplir los 28 años de edad, uniéndose al selecto club formado por Tiger Woods, Jack Nicklaus y Johnny Miller. Thomas llega a Whistling Straits como número seis del mundo, pero sabiendo lo que es liderar el ranking mundial un total de cinco semanas. A pesar de sus escasas 28 primaveras, Justin ya sabe lo que es ganar Majors y títulos de un prestigio diferencial en el circuito americano.
Una esperada segunda aparición
La realidad es que muchos aficionados tienen fe ciega en Justin Thomas y consideran al jugador de Kentucky como pieza clave para intentar traer la copa de vuelta a casa. Esta será apenas su segunda aparición tras la edición de 2018 en París dónde Thomas llegó como novato, pero se desenvolvió sorprendentemente bien. Y más teniendo en cuenta la actuación grupal de Estados Unidos en Le Golf National hace tres años.
Thomas fue el jugador que más puntos aportó al equipo americano con cuatro victorias y una derrota. Jugó los dos partidos de foursome así como los dos partidos de fourballs junto a su gran amigo Jordan Spieth, una decisión muy acertada por parte de Jim Furyk. El dúo únicamente cedió en el segundo partido de competición 5&4 ante la pareja imbatible en aquel momento formada por Molinari y Fleetwood. Ese mismo viernes por la mañana habían ganado por uno arriba a Tyrrell Hatton y Paul Casey mientras que el sábado no tuvieron rival. Se impusieron 2&1 ante Poulter y Rahm por la mañana e hicieron lo propio por la tarde ante Poults y Mcllroy con un contundente 4&3.
En los partidos individuales, Thomas no levantó el pie del acelerador. Y eso que le tocaba bailar con una de las más feas ya que en el partido inicial de la jornada le tocó enfrentarse a Rory Mcllroy. El norirlandés partía con cierta ventaja debido a la experiencia que atesoraba en este tipo de eventos, pero Thomas no se amilanó en ningún momento. Luchó, sufrió, pero consiguió hacerse con la victoria en el último hoyo del recorrido y dar algo de esperanza al equipo americano.
Será interesante observar cómo afrontará Thomas esta segunda participación tras su brillante actuación en París. Pocos jugadores consiguen debutar de la manera que él lo hizo y seguro que servirá de fuente de inspiración dentro un equipo estadounidense plagada de novatos. Además de ejercer un rol de líder dentro del campo, Justin deberá motivar a los Berger, English, Scheffler y compañía para que salgan al campo con el mismo descaro que lo hizo él hace tres años en París.
