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Victoria de García y Rahm ante la pareja formada por Jordan Spieth y Justin Thomas

Sergio y Jon agrandan la leyenda del foursome español en la Ryder Cup

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Sergio García y Jon Rahm durante la jornada de foursomes del viernes en Whistling Straits. © Golffile | Eoin Clarke
Sergio García y Jon Rahm durante la jornada de foursomes del viernes en Whistling Straits. © Golffile | Eoin Clarke

Sergio García y Jon Rahm se estrenaban hoy como pareja en la Ryder Cup, el décimo dúo distinto de españoles en la historia de esta competición, y no han podido hacerlo de mejor manera, con una victoria convincente (3 y 1) ante el buque insignia de la escuadra norteamericana, la pareja formada por Jordan Spieth y Justin Thomas. De esta manera, además, el equipo europeo ha salvado los muebles en la sesión matutina del viernes, la de los foursomes, puesto que el marcador general de la Ryder muestra ahora mismo un inquietante 3-1 a favor de los estadounidenses, que se han llevado los otros tres partidos.

Castellonense y vasco agrandan la leyenda de los foursomes españoles en la Ryder Cup. Con el partido de hoy son ya quince los partidos de esta modalidad que han disputado diferentes parejas compuestas por dos jugadores españoles, desde 1979, año del estreno del equipo europeo, hasta nuestros días, y el impresionante resultado global es de once victorias, dos empates y sólo dos derrotas. O lo que es lo mismo: los foursomes netamente españoles han ganado hasta hoy el ochenta por ciento de los puntos en disputa, una verdadera barbaridad, tratándose del rival que se trata.

Los números y récords también se le caen ya del bolsillo a Sergio García, que pasa a sumar un total de 26,5 puntos como máximo anotador de la historia de la competición, un punto y medio más que el siguiente, Nick Faldo, y además ha obtenido su triunfo número 23 en la Ryder, igualando precisamente con Faldo como el jugador de ambas escuadras que más triunfos contabiliza en la historia.

Jon y Sergio se han complementado de maravilla, soportando con naturalidad el peso de abrir la competición, como si llevaran haciéndolo toda la vida, asistiéndose mutuamente en los greenes y, en definitiva, disfrutando de la pelea. Ni una sombra de duda, ni un gesto de preocupación. El de Borriol templaba y mandaba desde el tee, sobre todos en los pares 3, y el de Barrika remataba con el putter. Jon se ha mostrado estable y sólido en general y Sergio algo más inspirado con los segundos tiros. Muy serios ambos como dúo, sin mostrar fisuras, practicamente siempre con la bola en juego, sin acelerarse cuando el asunto iba apretado y sin agobiarse tampoco cuando tocaba ponerle un lazo al partido y sumar el primer punto de esta 43ª edición de la Ryder Cup.

También Sergio se ha encontrado cómodo en los greenes de Whistling Straits, hasta el punto que un putt suyo embocado desde algo más de siete metros en el hoyo 15, resultaba decisivo, pues aseguraba ya al menos el empate y encarrilaba definitivamente la victoria, que no llegaría hasta el 17, eso sí, donde los estadounidenses capitulaban.

En total, Sergio y Jon han alcanzado la nada despreciable cifra de seis birdies, que en esta modalidad y en un campo largo y complicado no son cualquier cosa, incluso en una sesión en la que el viento no ha sido un enemigo enconado. Por desgracia, el sopapo emocional de haber tumbado a Spieth y Thomas, los dos grandes ‘cocos’ de la pasada edición en el bando de las barras y estrellas (jugaron cuatro partidos juntos y ganaron tres), queda descafeinado ante la superioridad general de los chicos de Stricker. Tampoco, de alguna manera, la fiesta del golf español por este triunfo de relumbrón puede o debe ir más allá, pues al fin y al cabo Europa anda en dificultades.

Una vez que se ha confirmado que los españoles no repiten en los fourballs de la tarde (Sergio descansa y Jon juega junto a Hatton), sólo resta por ver si en efecto doblarán el turno en las dos sesiones del sábado. No hay que descartar que así sea.

Una vez cerrado el partido, Sergio y Jon se fundían en un estrecho abrazo y, acto seguido, se repartían los méritos. Uno, el de Borriol, encantado de caminar junto a un ‘killer’ como el Número Uno del mundo; otro, el de Barrika, aliviado por llevar junto a él en un foursome a un tipo que rezuma Ryder por cada poro de la piel.

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