Sergio García se echó a llorar camino del green del hoyo 17. No pudo evitarlo. Era la emoción por la victoria después de una dura semana. La victoria en la Ryder, su torneo. «No soy muy de llorar, pero no lo he podido evitar. No puedo estar más feliz. La Ryder es algo muy grande y tengo la suerte de estar aquí, de poder vivirlo y ser parte de ella», explicó.
El jugador español explicaba muy sus sensaciones en una semana complicada. “Me sentía mal porque tenía la sensación de que le estaba fallando a mis compañeros, que no estaba jugando igual que el resto del año, sin embargo al final he podido mejorar un poco y he acabado bien. Los últimos cuatro o cinco hoyos han sido geniales. Hoy he jugado más calmado”, señaló.
En cuanto a McGinley, Sergio se deshace en elogios hacia el irlandés. “Hemos tenido grandes capitanes en Europa en los últimos años y Paul está entre ellos. Ha sido además un capitán diferente, más moderno. Ha prestado mucha atención a los pequeños detalles y ha estado muy pendiente de los jugadores. A mí, por ejemplo, me dijo hace ya mucho tiempo lo importante que era para él que estuviera en el equipo de la Ryder. Significó mucho para mí y creo que me ayudó a jugar mejor durante todo el año”, aseguró.
Precisamente, respecto al capitán, no hay voz más autorizada que la de José María Olazábal, su predecesor. “Ha sido una magnífica experiencia, una vez más, una semana maravillosa. Sabíamos que sería difícil, pero los chicos lo han hecho estupendamente. Prefiero ganar de esta manera a como lo hicimos en Medinah, es mejor para nuestros corazones. En cuanto a Paul, ya lo dije, sabía que sería un gran capitán, es un gran hombre, tiene mucho respeto por los jugadores y presta mucha atención a los pequeños detalles”, señaló.
