No hay manera de meterle mano al equipo norteamericano. Los foursomes de la mañana del sábado han resultado un ejercicio europeo de impotencia (3-1 en este parcial para Estados Unidos)…
La superioridad del equipo de Love III es de momento cristalina. Incontestable. Hasta el punto que, en el conjunto de los doce puntos disputados, el 8-4 se antoja un resultado corto.
José María Olazábal no ha conseguido dar con la tecla, eso es evidente, pero habría que preguntarse cómo puede uno hacerlo si el noventa por ciento de tus jugadores rinden muy por debajo de su nivel medio. Lee Westwood ha jugado tres puntos (hoy no estará en los fourballs de la tarde) con mucha más pena que gloria. Rory McIlroy tampoco ha estallado. El Número 1 del mundo no tiene birdies esta semana en su bolsa. Sergio García ha mejorado ligeramente respecto al viernes, pero sin llegar a brillar, ni mucho menos. Sólo algunas pinceladas. Todos ellos, sin olvidarnos de Donald o McDowell, se han mostrado demasiado inconsistentes.
Tan sólo Ian Poulter ha sacado la garra Ryder. Tan sólo él ha rercordado a Severiano. Tan sólo él, en definitiva, ha embocado los putts que había que embocar para respirar más o menos tranquilo en Medinah ante unos rivales que parecen lobos hambrientos en los greenes. El inglés, bien acompañado por Rose, mantiene un hilo de esperanza.
Ay, los greenes. Como casi siempre, en ellos se encierran todas las claves. Casi se cuentan con los dedos de una mano los putts de media distancia que ha enchufado el equipo continental. Sin embargo, casi ninguno de los jugadores americanos ha dejado escapar su momento de gloria sobre el tapete.
No queda más que la épica. Recortar por la tarde cuanto sea posible para que el domingo la misión no sea sencillamente imposible. Alimentar esos putts de pura actitud. Y soltar los brazos y las manos, excesivamente agarrotadas. Porque esa es otra: han sido muy pocos los golpes brillantes a green que las parejas europeas han conseguido encadenar. Es muy difícil jugar peor y a esta idea banal toca agarrarse ahora…
1. Poulter-Rose VS. Watson-Simpson. Gana Europa 1 arriba
Grande Poulter, aunque tampoco haya sido un prodigio de seguridad desde el fairway, precisamente. Pero conoce y maneja los resortes del match play como si él lo hubiera inventado, así que no suele perdonar en las encrucijadas decisivas. En él deben mirarse sus compañeros si aún aspiran a levantar la semana. Bubba ha mantenido viva a la pareja americana, que apuraba el partido hasta el último hoyo, con una excelente opción de birdie para empatarlo malograda por su compañero.
2. Westwood-Donald VS. Mickelson-Bradley. Gana USA por 7 y 6
Tiene todos los pronunciamientos de convertirse en la paliza de la Ryder 2012. El partido pronto se convirtió en la lucha de un terrible pegador ante un púgil ‘sonao’. Porque si el viernes fue el joven Keegan Bradley quien tiró del carro de esta pareja de moda, resulta que esta mañana Mickelson se unía a la fiesta con su arrebatador estilo y capacidad de producir resultado. Delante de estos dos hombres en permanente estado de ebullición, Westwood no mejoraba un ápice sus prestaciones. Tampoco Donald, algo más centrado, estaba en disposición de llevar todo el peso. Luke no está metiendo putts, el arma de destrucción masiva que le llevó hasta el mismísimo Número 1 del mundo.
3. Sergio-Colsaerts VS. Zach Johnson-Dufner. Gana USA por 2 y 1
Mucho más contenido el belga Colsaerts, pero a ver quién puede exigirle nada. Junto a García, han llevado a una rocosa pareja americana hasta el 17, apurando sus opciones, pero en realidad al dúo europeo le ha faltado pegada, profundidad, soltura… Cuando al fin conseguían trabajosamente crear esos ‘momentos-Ryder’ que llevaban a pensar en la posibilidad de la remontada, inmediatamente llegaba el error. Un fiel reflejo de lo que le está ocurriendo a todos (salvo a Nicolas el viernes) esta semana: no hay continuidad, no llegan a poner casi nunca a los americanos entre la espada y la pared.
4. McIlroy-McDowell VS. Fury-Snedeker. Gana USA por 1 arriba
Más o menos la misma canción con algunos arreglos puramente formales distintos. Los norirlandeses conseguían su primer birdie de la mañana en el hoyo 14. Así es realmente complicado meter presión a nadie. Hacer dudar a tu rival, crear ese vértigo tan propio del match play. Al igual que Sergio y Colsaerts, los europeos apretaban ligeramente al final del choque, tratando al menos de arrancar medio punto, pero sin resultado efectivo.
