Por si quedaba alguna duda tras su triunfo en el US Open, Dustin Johnson (-6) ha puesto definitivamente patas arriba el estatus del Big Three con su victoria en el Bridgestone Invitational, tercer campeonato del mundo de la temporada. Es más, ahora mismo sólo quedan tres opciones cuando se analizan los últimos acontecimientos y se observa la punta de lanza del ranking mundial. Una: nos olvidamos del concepto de Big Three (Day, Spieth, McIlroy), tal y como se entendía. Dos (la opción más estúpida): incluimos a Johnson en dicho Big Three, en cuyo caso habría que quitar a alguno de los anteriores, y no es fácil. Y tres: sencillamente acuñamos el concepto de Big Four o, mejor todavía, nos rendimos a la evidencia y dejamos de asignar roles y etiquetas, porque no hace tanto tiempo que Jason Day ya había puesto en la picota la idea del Big Three, tras su victoria en el THE PLAYERS: él era el mejor y el más probable sucesor de Tiger. Quizá haya que asumir ya que sin Woods el gobierno del golf mundial es un puro desgobierno. Por fortuna, habría que añadir. Así es más divertido.
Johnson le birlaba la cartera a Day en un final catastrófico del australiano en el Firestone Country Club, un escenario que esta semana se ha vestido de US Open. Day, que venía mandando en la tabla, terminaba con bogey en el 15 (alguna recuperación tenía que dejarse por el camino), doble bogey en el 16, un hoyo en el que el Número 1 fue encadenando errores y malas decisiones de un modo sorprendente, y un nuevo bogey en el 18, que visto lo visto fue un buen bogey después de fallar con claridad la calle y quedarse sin tiro a green. Apuntemos, no obstante, que de poco le hubiera servido la calamidad a Johnson si no hubiera entregado la mejor tarjeta del día (66).
Dos razones encuentra el de Carolina del Sur a su revolución. Por un lado, que ahora es capaz regularmente de cortar ligeramente la bola desde el tee con su poderoso drive, cuando lo necesita. «Con el draw un error no te dejaba margen, perdías la calle y punto. Ahora, cortando un poco más la bola dejo más margen para el error». Por otro lado, su explosiva mejora del juego medio y corto. «mi juego con los wedges ha mejorado y también estoy sacando al fin renta al trabajo que he hecho con el putter», señala. Tenemos, así pues, un ‘pack’ completo y fulminante: un pegador descomunal que coge más calles que nunca y que luego es capaz de dejarla más cerca de la bandera con sus wedges y de embocar más putts. Acabáramos.
Dustin ya es Número 2 del mundo y Número 1 de la FedEx Cup. Faltaría más. Y ahora se enfrenta a la excitante posibilidad de hacerse un Rory-2014, ya saben, aquello de completar de forma consecutiva una serie de Grande-WGC-Grande, tal y como hiciera el norirlandés aquel año, ganando British, Bridgestone y PGA. Royal Troon es el siguiente destino y no se puede ni se debe obviar que el Open Championship es uno de los torneos favoritos del año de Dustin Johnson. En 2011 anduvo cerca de la victoria y, sin irse tan lejos, el año pasado era líder en St. Andrews después de 36 hoyos. «Desde la primera vez que fui a un British Open lo he disfrutado. Allí tienes que usar mucho la imaginación, es completamente diferente a lo que hacemos aquí», sentencia.
