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Las certezas y el mar de dudas del gran campeón

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Tiger cumple los cuarenta el próximo 30 de diciembre. El gran campeón está más seguro que nunca de algunas cuestiones y, sin embargo, esta parada vital le coge también navegando en un mar de dudas. Tratemos de desmenuzar este aparente contrasentido con unas cuantas pinceladas:

– Tiger ha entendido y asimilado que ya no está dispuesto a hacer lo imposible por seguir rompiendo récords y, por ejemplo, alcanzar y superar los 18 de Nicklaus. No cierra las puertas a un retorno triunfante, pero ya habla en pasado de sus logros y admite que, pase lo que pase a partir de ahora, su carrera ya ha sido lo suficientemente rica (y tanto que lo ha sido).

– Este verano realmente llegó a ilusionarse con una posibilidad: la de que sus dos hijos pudieran celebrar con él la consecución del decimoquinto Grande, seguramente en 2016. Pensemos que Sam Alexis apenas tenía uso de razón cuando ganó el US Open en 2008, su último Grande, y Charlie Axel ni siquiera había nacido. Pero la posterior e inesperada intervención en la espalda y la naturaleza de su dolencia (el pinzamiento recurrente de un nervio, hablando en cristiano) lo dejaron planchado unos cuantos días… Quizá había llegado el momento de tomarse las cosas de otra manera. Así lo ha hecho. Ha decidido no meterse más presión, paladear lo ya conseguido y en todo caso darle más tiempo a su cuerpo para una regeneración en condiciones, a ver qué pasa.

– Tiger, a su manera, se acercará más a la gente, porque al fin ha comprendido que su legado también depende de ello, no sólo del número de victorias.  Entre lo que definimos como gente hay que incluir a sus compañeros de profesión, a los medios (más allá todavía de su inestimable y profusa atención después de cada ronda de competición) y, a través de ellos, al aficionado, al admirador. En este sentido, y no es poco, vamos a disfrutar de un Tiger distinto, más cercano. Durante parte del año 2015 ya ha dejado buenas muestras de ello.

– Tiger, en efecto, no tiene ni la menor idea de cuándo volverá a entrenarse con normalidad y, a partir de ahí, podrá establecer un calendario. Pero sí tiene dos cosas muy claras. Una: ya no le vale con estar al setenta por ciento para ganar torneos, y mucho menos los majors. Y dos: sus compromisos de todo tipo, especialmente los comerciales, no serán los que dicten su agenda. La experiencia del año pasado en este sentido, cuando regresó a la competición mucho antes de lo razonable, resultó aleccionadora.