Suzann Pettersen le confesó este mismo a año a Carlota Ciganda que no tenía claro si iba a volver a jugar al golf.
Llevaba sin pegar un golpe desde noviembre de 2017 y estaba encantada en su nuevo papel de madre de Herman. El niño nació en agosto de 2018, pero la gran campeona noruega, tuvo que parar a finales de 2017 por prescripción médica. Era un embarazo complicado y su ginecólogo le recomendó no viajar.
Ni se lo pensó. Colgó los palos, guardó las bolas y los guantes y se olvidó del golf. Tenía entonces 37 años y un palmarés extraordinario, con dos Grandes, 22 victorias profesionales y Número 2 del ranking mundial durante muchísimas semanas. Herman nació y se dedicó en cuerpo y alma a su hijo. Estaba feliz, encantada, completa. No echaba de menos el golf y, de hecho, estaba pensado seriamente retirarse de forma definitiva. Catriona Matthew, capitana europea de la Solheim Cup, la reclutó. Le pidió que fuera su mano derecha, aunque en el fondo siempre deseó que cambiara de opinión y tenerla en el campo jugando.
Así vivimos en directo la última jornada de la Solheim Cup
Hoy Pettersen ha escrito una de las historias más bonitas que se recuerdan en la memoria reciente del deporte. Ha embocado el putt ganador de la Solheim Cup en el hoyo 18, en el último partido que quedaba en el campo, en el aliento final. A todo o nada. Dentro, gloria. Fuera, dolor. Europa se ha impuesto por 14,5 a 13,5 en una tarde donde la copa estuvo mucho más tiempo perdida que ganada. Ha sido la MADRE de todas las victorias.
🙌🏻THAT WINNING FEELING 🙌🏻
Never ever doubt @suzannpettersen 🇪🇺🏆#TeamEurope pic.twitter.com/B3GDjxlkgP
— Ladies European Tour (@LETgolf) September 15, 2019
Pettersen estuvo 20 meses retirada de la competición. Volvió, qué cosas, en el Scottish Open, en la misma tierra donde hoy ha tocado la gloria con la Solheim. En realidad, era un regreso para probarse. Quería saber cómo estaba su golf y valorar seriamente si podía pelear por una plaza en el equipo. Falló el corte en Escocia, acabó 59º en Canadá y falló el corte en Portland. Eran tres torneos en dos años y los resultados no eran para tirar cohetes. Parecía imposible verla jugando en la Solheim, pero ahí Catriona Matthew tomó la gran decisión. Lo habló con ella, le dijo que la quería en el equipo y Pettersen, una jugadora siempre valiente en el campo, dio el paso adelante. Aceptó el reto. Hoy se abrazaba entre lágrimas a Herman en el hoyo 18, una imagen con la que ni siquiera soñaba pocos meses atrás. Mamá ha ganado y está muy feliz. Seguramente aún no lo entiende, pero a Herman se le pondrá la carne de gallina cada vez que en el futuro revise lo que hoy pasó.
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Ha sido una Solheim Cup para el recuerdo. Su desenlace bien se podría comparar a la Ryder Cup de Medinah. El drama ha estado a unos niveles similares. Las igualdad ha sido extraordinaria, aunque en la última media hora nadie habría apostado un duro por Europa. Anne Van Dam fallaba un putt de dos metros para birdie en el 18, perdía su partido con Lizette Salas y ahí parecía que la Solheim viajaba ya a Estados Unidos. Las barras y estrellas se ponían con 13,5 puntos, a falta de medio para retener la copa y quedaban tres partidos en el campo. Uno lo tenía ganado Europa con una excepcional Anna Nordqvist ante Morgan Pressel y los otros dos estaban en el aire, aunque con cierto tufo favorable a Estados Unidos. Sólo necesitaban medio punto.
Entonces se obró el milagro. Como el de Medinah. Pero en Gleneagles. Bronte Law se sacó una victoria de la manga que no aparecía en ningún guión. No es la golfista más exquisita del planeta, no destaca por su finura alrededor de green, pero tiene una capacidad de lucha fuera de lo común. Y en los greenes es determinante. Un enorme putt de bogey en el 15 le salvó los muebles tras una sacada de búnker horrible y volvió a rescatarse a sí misma con otro putt espectacular después de un muy mal approach en el 16. En el 17 ganaba aprovechando un error de Ally McDonald…
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Mientras, por delante suya, Pettersen en el 18 se lo jugaba a todo o nada con la combativa Marina Alex. La noruega tenía que ganar el hoyo, no le quedaba otra. Tiró un approach de estrella mundial, por encima del trapo y con retroceso que pasó muy cerca del hoyo. La dejó a dos metros para birdie. Mientras, Alex se dejaba un putt de tres metros para ganar la Solheim. La americana falló y Pettersen lo metió por todo el centro. Locura. Desmadre. Épica. Lo que ustedes quieran…
A este desenlace se llegó con una jornada de máximo suspense, tal y como ha sido toda la Solheim. Con una igualdad infinita. Cinco partidos llegaron al 18 y otros cuatro al 17. La moneda podía haber caído hacia cualquier sitio. Carlota Ciganda ganó su duelo contra Danielle Kang en el hoyo 18. Emergió la líder de Europa cuando más falta hacía. Ganó sufriendo, pero ganó y marcó el camino ante una rival que fue de más a menos, pero que puso las cosas muy difíciles. No olvidemos que Kang es ganadora de Grande. Carlota tuvo que ganar en el 18 para sumar el punto y lo hizo con un gran approach, apoyado eso sí por la liada de Kang desde los búnkers.
Antes que Pettersen y Law, también ganaron su punto Georgia Hall y Celine Boutier. Enorme la Solheim Cup de las dos. Han sido las ‘Moliwood’ de Gleneagles. Han ganado los cuatro puntos que han jugado. Y en ambos casos ha sido remontando, ante Lexi Thompson, cuidado, y Annie Park. Dos descubrimientos de futuro para Europa. Dos jugadoras fiables y de garra infinita, con un juego corto que debería estudiarse en las academias.
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El único empate del día fue entre Charley Hull y Megan Khang. En Hull y Van Dam ha estado gran parte del sufrimiento de Europa. Ambas debían haber ganado fácil sus partidos por el juego que han desplegado, pero han fallado innumerables putts cortos. Demasiados para una competición de este tipo.
Por último, Anna Nordqvist cumplía con sus galones y ganaba fácil a Morgan Pressel, que había que hacerlo, Brittany Altomare borraba del mapa a golpe de putt a Jodi Ewart, las Korda, Jessica y Nelly, también hacían pleno esta semana (tres de tres victorias) al derrotar a Caroline Masson y Caroline Hedwall, y Azahara Muñoz perdía el partido contra la que seguramente ha sido la mejor en el campo hoy, Angel Yin, que firmaba cinco birdies en 17 hoyos. La española llegó a ponerse cuatro abajo, pero nunca bajó la cabeza y se colocó a uno a falta de cuatro hoyos. La clave estuvo en el 16. La pegada de Yin le brindó un birdie fácil y un putt esquivo se lo birló a Azahara.
Europa gana la Solheim Cup y aprieta un poco más el palmarés. Es la sexta del Viejo Continente por las diez de Estados Unidos. Aún hay brecha. Pero es la tercera victoria en las últimas cinco ediciones. Nunca en la historia habían tenido un periodo tan positivo. También ganan el golf y el deporte femenino. Lo merecen.