Las lágrimas de Rory McIlroy después de ganar su punto en los individuales de la Ryder Cup, pero con el torneo ya claramente decantado a favor del equipo estadounidense, dieron la vuelta al mundo. No fue el único que vertió lágrimas de emoción y de pena. A Ian Poulter se le vio también abatido en el mismo green donde igualmente acababa de ganar su partido dominical. Y Lee Westwood también se emocionaba en la rueda de prensa del equipo azul posterior a la derrota y tras reconocer que sentía de un modo diáfano que su trayectoria como jugador en esta competición había concluido.
Después, de puertas hacia adentro, en la intimidad del vestuario, otros jugadores del equipo continental tampoco pudieron reprimir las lágrimas. Jon Rahm no es un tipo que se sienta especialmente cómodo demostrando de esta manera sus emociones, pero finalmente tampoco quiso ni pudo quedárselo todo adentro…
En fin, más allá de la pura foto y de lo que nos gusta a todos ponernos sensibleros con estos temas, el joven de Barrika ha tratado de explicarnos el significado que él ve en estos episodios y su particular experiencia al respecto.
