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García mete la pata y Kuchar pierde una gran oportunidad de ser un señor

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Sergio García se ha equivocado. Sin excusas. Sin matices. La frustración por un putt de par de dos metros fallado en el 7 para ganar el hoyo y empatar en ese momento su partido, le ha llevado a cometer un error garrafal. Se ha ido hacia la bola, que se había quedado a diez centímetros del hoyo, y le ha dado un golpe como para empujarla hacia el agujero, pero ha fallado… Era un putt que sí o sí siempre está dado en los partidos de match play. De los que no hay ninguna duda.

La acción de Sergio ha pasado desapercibida inicialmente, ya que todo el mundo ha dado por hecho que Matt Kuchar le había concedido ese putt y que por tanto ambos jugadores habían empatado el hoyo con bogey. Sin embargo, no ha sido así. A partir de aquí hay dos versiones. Una la oficial del PGA Tour en la que se dice que el árbitro consulta con Kuchar, y otra según la cual sería el propio Kuchar quien toma la iniciativa de aclarar que él no ha dado ese putt.

Ahora mismo no estamos en condiciones de asegurar cuál de las dos versiones es la real y cierta, pero en cualquiera de los dos casos, Matt Kuchar ha perdido una gran oportunidad de comportarse como un señor. Si ha tomado él la iniciativa es aún más feo, pero si ha sido el árbitro quien le ha preguntado bien podría haber zanjado el asunto con un: “por supuesto ese putt lo había dado”. Nadie iba a hacer más preguntas y todo habría sido normal. Lo que hace Kuchar es lícito y el error, insistimos, es de Sergio, pero al mismo tiempo podría haber dejado un gesto deportivo de los que se recuerdan en el tiempo. Y no lo ha hecho.

Incluso, vamos más allá, y en un gesto casi decimonónico, el norteamericano podría haber aprovechado la siguiente oportunidad para darle un putt a Sergio. Por ejemplo, en el hoyo 8. No es obligación, obviamente, pero habría sido un bonito gesto. Sergio tenía un putt delicado de dos metros para par para empatar y Kuchar bien se lo podría haber dado. Habría sido casi un gesto de magnanimidad. Es la delgada línea que separa un comportamiento legalmente irreprochable de uno que éticamente cuanto menos es dudoso.

Sea como fuere, el debate está sobre la mesa y habrá opiniones para todos los gustos. Sergio cometió un grave error, cierto, y Kuchar perdió una grandísima oportunidad de hacer un poco más grande este deporte, ya que su gesto habría dado la vuelta al mundo.