Estados Unidos está borrando del mapa al equipo Internacional en la Presidents Cup que se disputa esta semana en el recorrido Liberty National de Nueva York. Tras la segunda jornada de fourballs el resultado global es de 8 a 2. Paseo militar. Estados Unidos ha ganado la sesión a mejor bola por 4,5 a 0,5… y gracias, puesto que a Jordan Spieth le hizo corbata su último putt para arrebatar a Matsuyama y Hadwin la única cosecha de un día terrorífico.
El poderío de la escuadra que dirige Steve Stricker es abrumador. No sólo gana, sino que arrasa. Más allá del medio punto que se les escapó a Reed y Spieth en el último suspiro, sólo un partido llegó al hoyo 18. Y lo ganó Phil Mickelson con un putt soberbio al que no pudo contestar después Marc Leishman, más cerca que el norteamericano. La celebración entre Mickelson y Kisner, con baile incluido y el brazo en alto de Tiger Woods pasará sin duda a la historia como una de las imágenes de esta Presidents.
Los otros duelos fueron ganados con autoridad por los americanos. Especial mención para Charley Hoffman o Kevin Chappel. Ambos debutaban en la Presidents, jugaron juntos y dinamitaron a la pareja formada por Anirban Lahiri y Charl Schwartzel por 6 y 5. Cómodas victorias también para Brooks Koepka y Dustin Johnson (3 y 2) ante Adam Scott y Jhonattan Vegas y Rickie Fowler y Justin Thomas antes Branden Grace y Louis Oosthuizen, también por 3 y 2. Ni siquiera los irreductibles sudafricanos, que habían ganado los cinco puntos que habían jugado juntos hasta ahora en la Presidents, pudieron frenar a una pareja que ya ha cuajado para la próxima Ryder.
Aún faltan veinte puntos por jugar de esta Presidents y a Estados Unidos le vale con ganar siete de esos veinte para retener la copa. La paliza está siendo muy sonada, hasta el punto de que ya hay voces que piensan que se podría batir la mayor victoria de Estados Unidos, lograda en el año 2000, con Ken Venturi de capitán y que se resolvió por un apabullante 20,5 a 10,5. ¿Será capaz el equipo Internacional de llegar a diez puntos? Esa es la gran pregunta ahora en Nueva York…
