Inicio Grandes Circuitos La pareja Ciganda-Reid, un ‘pero’ para Sorenstam

La pareja Ciganda-Reid, un ‘pero’ para Sorenstam

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Carlota Ciganga y Melissa Reid el sábado en Des Moines. © Tristan Jones
Carlota Ciganga y Melissa Reid el sábado en Des Moines. © Tristan Jones

– Veremos cómo termina el asunto, pero esta edición de la Solheim puede ser perfectamente recordada como la de los ‘fourballs asesinos’. El parcial de 7-1 en este formato a favor de las chicas de Juli Inkster es algo así como una película de terror para el bando europeo. Y el arranque con seis birdies en los primeros seis hoyos de Brittany Lincicome, secundado con un eagle en el hoyo 7 desde el rough de calle a cargo de Brittany Lang, en su partido ante Ciganda y Reid, es la versión hollywoodiense en dibujos animados…

– Tres puntos y medio de doce en juego les quedan por sumar a las americanas para retener la copa; cuatro para ganarla con todas las de la ley. No hay casi margen de maniobra para las europeas… ¿O sí lo hay? La remontada imposible, llamémosla de momento así, sólo se daría si buena parte de sus rivales entienden que los puntos irán cayendo antes o después, sin centrarse en que su punto, su partido, puede y debe ser el decisivo. En todo caso, es una posibilidad que puede darse, aunque ya se habrá encargado Inkster, suponemos, de mantener a las suyas con los pies en la tierra.

– No lo va a decir, pero el deseo secreto de la capitana estadounidense, tal y como están las cosas, es conseguir la mayor paliza de la historia de la competición, para lo cual debería superar el marcador de 10-18 que firmaron las europeas en 2013, precisamente en suelo americano.

– La ausencia de Pettersen de última hora y la lesión de muñeca de Charley Hull, que le impidió jugar ayer por la tarde por pura prevención, han sido duros obstáculos para Annika Sorenstam. Al margen de estos sucesos, ¿qué responsabilidad habría que achacarle a la capitana en el 10,5-5,5 que luce hoy en el marcador? A toro pasado siempre es más sencillo, pero también es labor del analista escarbar en los hechos ya acaecidos, y flota sobre Des Moines una ligera pero clara sensación de que al equipo europeo le ha faltado algo de chispa emocional, de pasión, condimentos indispensables en este tipo de competición. En este sentido, cabe atribuirle un ‘pero’ a Annika, desde nuestro punto de vista: la pareja Ciganda-Reid debiera haber sido un fijo en todas las alineaciones. Ellas dos, pero juntas, eran la perfecta locomotora emocional del equipo. Vayamos un paso más allá: Sorenstam y el equipo europeo necesitaban a Carlota enchufada desde el inicio y a la navarra le hubiera venido como anillo al dedo tener a Reid a su lado desde el principio para enchufarse. Ambas, española e inglesa, le habían dejado bien claro a la capitana cómo se sentían jugando juntas.

Ayer no ganaron, pero ante el extraterrestre despliegue de las ‘brittanys’ mostraron una resiliencia y una fe que sólo se cocinan en el alma, no en una libreta de estadísticas…