Inicio Grandes Circuitos Por un momento a Inkster se le cortó la digestión

Por un momento a Inkster se le cortó la digestión

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El equipo de Estados Unidos posa con el trofeo conquistado en Des Moines. © Tristan Jones
El equipo de Estados Unidos posa con el trofeo conquistado en Des Moines. © Tristan Jones

Estados Unidos confirmó el pronóstico y conquistó la decimoquinta edición de la Solheim Cup (16,5 – 11,5). El equipo americano pone tierra de por medio en el palmarés. Diez victorias frente a cinco de Europa. Se confirmó lo esperado antes del torneo y se ratificó lo que prácticamente había quedado visto para sentencia el sábado. Eso sí, los individuales no fueron ningún paseo triunfal. Ni mucho menos. Es más, hubo un momento en el que a Juli Inkster se le cortó la digestión, se puso seria y su rostro se tensó. Europa creyó en el increíble milagro y no anduvo tan lejos de hacer historia. Al menos, estuvo mucho más cerca de lo que refleja el marcador.

Anna Nordqvist fue la que marcó el ritmo a golpe de tambor. La sueca volaba sobre Lexi Thompson, al igual que hacían Caroline Masson sobre Michelle Wie o Carlota Ciganda sobre Brittany Lincicome. El único partido con dominio claro americano era el de Stacy Lewis sobre Catriona Matthew, pero con la veterana escocesa siempre hay que contar. Georgia Hall mantenía un duelo a cara de perro con Paula Creamer y Melissa Reid, a remolque, no estaba por la labor de ponérselo fácil a Cristie Kerr.

Sin duda alguna, ahí estaba la Solheim, en esos primeros partidos. Europa necesitaba algo parecido a un pleno, que los puntos fueran cayendo del bando azul y que el nerviosismo y la desesperación comenzara a hacer mella en el lado local. Hubo un momento, media hora, en la que pareció posible. La pizarra se llenó de azul, Catriona remontaba, Reid le echaba el lazo a Kerr y Hall miraba de tú a tú a Creamer.

Sin embargo, la rebelión europea quedó atajada. Y lo hicieron los grandes transatlánticos americanos. Los pilares del equipo sacaron los galones y apagaron el fuego. Lexi remontó ante Nordqvist y sacó medio punto que parecía increíble cuando iba cuatro abajo mediada la vuelta. Es más, fue la sueca quien ganó el 18 para salvar ese medio punto. Fue un gran partido, con un total acumulado entre las dos de nueve bajo par, aunque lejos de la brutal exhibición que ofrecieron hace dos años en su individual Lex y Carlota.

Ese medio punto hizo daño a Europa y la victoria de Kerr sobre Reid (2 y 1) y, sobre todo, la de Creamer sobre Hall (1 arriba), en un duelo que podía haber caído hacia cualquier lado y que mereció ser empate (la brava y joven inglesa falló un putt corto en el 18), terminaron por dar carpetazo al asunto. El milagro ya era imposible. Inkster respiró aliviada y pudo beber de nuevo con tranquilidad de ese vaso de cartón blanco que la ha acompañado durante toda la Solheim.

El putt de par de la jovencísima Angel Yin en el hoyo 18 para empatar frente a una brillantísima Karine Icher fue el que aseguraba que Estados Unidos retenía la Solheim Cup. La confirmación de la victoria llegó cuando Gerina Piller se puso tres arriba y tres a jugar frente a Florentyna Parker. Ahí fue donde Annika Sorenstam claudicó, se acercó a Juli Inkster y le dio la mano reconociendo la victoria americana.

Europa cayó con la cabeza bien alta y maldiciendo el resultado en el fourballs. Ese parcial de 7 a 1 en la modalidad de mejor bola ha resultado definitivo para la suerte de la Solheim. Cómo duele. Seguro que Annika aún le está dando vueltas a lo que puedo pasar ahí. Sin embargo, hoy domingo han dado una lección de coraje, garra y fe. Han hecho un poco más grande el golf femenino con su espíritu.

Aunque su punto no sirvió de mucho, hay que destacar el enorme partido individual que ha jugado Carlota Ciganda ante Brittany Lincicome. La navarra ganó por 4 y 3, con un parcial de siete bajo en 15 hoyos y con un inicio demoledor. Le devolvió la ‘afrenta’ del fourballs. Si ayer Lincicome arrancaba con seis menos en los seis primeros hoyos, hoy arrancó Carlota con cinco menos (tres birdies y un eagle) en los cinco primeros.

Hay que destacar también el papel de Catriona Matthew. Enorme labor de la golfista escocesa. Ha jugado cuatro puntos y ha ganado tres, a la chita callando y entrando en el equipo el miércoles por la lesión de última hora de Pettersen. Entre ella y Laura Davies estará la próxima capitana de Europa. En cualquiera de los dos casos, el Viejo Continente estará en buenas manos.

Y hablando de capitanas, Estados Unidos recurrió a Juli Inkster para reconquistar la Solheim tras dos ediciones consecutivas perdidas y el trabajo está hecho. Es la primera capitana en la historia que gana dos Solheim consecutivas. Ya ven lo poco que puede importarle que Cristie Kerr (21) le haya arrebatado en esta edición el récord histórico de puntos de Estados Unidos en esta competición.

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