Mi mujer mima una tomatera que plantó hace cosa de ocho meses en un semillero. Hoy luce con garbo en una gran maceta a donde hubo que trasplantarla y que situamos en una pequeña terraza…
Y resulta que sí, que han brotado pequeños tomatitos. Minúsculos hace apenas ocho días, y alguno ya del tamaño de media bola de golf. Yo cuento cuatro tomates, cuatro. Mi mujer cuenta seis.
A un par de metros escasos de la maceta se alza una parabólica. Miro la maceta, miro la antena, y como nada comprendo del milagro de la vida, me pregunto si estos tomates no serán radioactivos. Si su consumo no transmitirá algún súper poder. Veremos.