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Míster Perfecto

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Brooks Koepka. © Golffile | Tom Russo
Brooks Koepka. © Golffile | Tom Russo

Todos nos hemos cruzado con alguien así en algún momento de nuestras vidas. Apuesto pero sin darse aires, inteligente sin hacer alarde, buen deportista (seguramente en varias disciplinas) y al tiempo brillante en los estudios, con la cabeza asentada y un cuerpo de superhéroe (con mentón prominente incluido), liga pero exhibe unas maneras exquisitas y es el summum de la caballerosidad. Sí, también es de los que ayuda a las viejecitas a cruzar en los semáforos. Y probablemente dibuje, toque la guitarra y sea buen conversador. Su perfección da rabia, pero es imposible odiarlo porque es buen tipo. En nuestro mísero fuero interno nos gustaría que se le descubriera alguna tara o que alguien desenmascarara su impostura, pero nos sentimos como gusanitos al desearle algún mal porque no se lo merece.

Desapasionado, infalible, inexorable, Koepka podría ser el imitador ideal de Terminator (en la segunda parte, cuando Arnold estaba en el bando de los buenos)

Así es Brooks Koepka. Conjuga capacidad con habilidad, forma física con talento, lleva toda su carrera deportiva tomando buenas decisiones (desde su paso por Europa para foguearse en el Challenge Tour y alcanzar cotas más elevadas hasta la elección de su calendario en las últimas temporadas, lesiones aparte), gana majors como si fueran torneos de barrio y en los momentos más tensos es capaz de mantener una actitud impasible y una tranquilidad a prueba de bombas. Desapasionado, infalible, inexorable, Koepka podría ser el imitador ideal de Terminator (en la segunda parte, cuando Arnold estaba en el bando de los buenos). El de Florida no cambia el gesto, por muy seria que se ponga la situación e independientemente de quien le achuche. En la jornada final del centésimo PGA Championship se enfrentaba a la plana mayor del golf mundial y libraba un duelo cara a cara con un Adam Scott redivivo y a distancia con un Tiger Woods de récord que firmó por primera vez en su exitosa carrera ocho birdies en la vuelta final de un major, y que contaba con el apoyo abrumador del público. Pero el californiano cayó, aunque dando guerra y un buen susto final, como el T-1000 encarnado por Robert Patrick en la película de Cameron…

Todas estas magníficas señales, que muy probablemente se concreten en forma de victoria más temprano que tarde, están levemente enturbiadas por la frustración de saber que ni siquiera la mejor versión de Tiger Woods (pese a sus problemas desde el tee) es suficiente para batir a uno de los mejores exponentes de la nueva generación de golfistas jóvenes

Huelga decir que el segundo puesto de Tiger Woods, con 64 en la jornada definitiva, es espectacular, y más si tenemos en cuenta su calamitoso comienzo de torneo, con +3 en los dos primeros hoyos… aunque dirán los cínicos, no sin cierta razón, que los majors son a 72 hoyos y hay que sumar todos los resultados si no queremos caer en una de esas comparaciones absurdas en plan «si mi abuelo tuviera ruedas no sería mi abuelo, sino una bicicleta». No obstante, todas estas magníficas señales, que muy probablemente se concreten en forma de victoria más temprano que tarde, están levemente enturbiadas por la frustración de saber que ni siquiera la mejor versión de Tiger Woods (pese a sus problemas desde el tee) es suficiente para batir a uno de los mejores exponentes de la nueva generación de golfistas jóvenes.

Tiger alcanza su mejor ránking mundial en más de cuatro años

Volviendo con Koepka, solo en la rueda de prensa posterior al triunfo decidió soltarse metafóricamente el pelo al anunciar que se ve logrando mayores éxitos… y sus rivales deberían echarse a temblar, porque no es alguien que tienda a hacer declaraciones altisonantes. Hasta la fecha, la discreción ha sido una de sus guías vitales. Recuerden uno de los detalles de la jornada decisiva en Bellerive: al final del torneo se hurtó a sí mismo una parte de los aplausos del público al rematar la vuelta antes de Adam Scott y no dejarse ese último putt que los ganadores suelen reservarse para celebrar el triunfo. No es humildad impostada: es Brooks Koepka en estado puro.

Veinte años no son nada… o sí

Con respecto a su muy comentada tranquilidad, inevitablemente me recuerda a aquel viejo chiste de Eugenio en el que un jovenzuelo le preguntaba a un anciano cuál era su secreto para mantenerse tan joven. «No discutir con nadie», replicaba el viejecito, a lo que el joven reponía: «Hombre, don Vicente, por eso no será». «Pues no será por eso», remataba el anciano. Cambien «para mantenerse tan joven» por «para ganar majors», y dirijan la pregunta a Brooks Koepka y no a don Vicente. Funciona exactamente igual de bien.

2 COMENTARIOS

  1. Koepka está deseando ganar torneos del PGA tour apoyandose en su record de majors mientras otros como Rahm, Johnson, Day, Fowler, Rose, Matsuyama, Stenson y podria seguir, quieren ganar majors ( algunos tienen, pero solo 1) sabiendo que suelen ganar en el PGA. Es el mundo al revés. Hay algo de suerte en Koepka o es un asesino nato??. Me recuerda a Bolt o a Phelps que lo mismo en los trials anteriores quedaban segundos o terceros pero cuando llegaban los juegos….zás.

  2. Gran artículo. Quizá no es el golf más espectacular pero si el más efectivo. Este PGA me ha hecho saltar del sofá con golpes del Tigre…creo que se avecina un buen 2019!!

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