Lo primero es lo primero. Mi más sincera enhorabuena a todos y cada uno de los componentes del equipo europeo de la Ryder Cup. Sombrerazo. Espectacular. Victoria sin paliativos, contundente y más que merecida.
Dicho esto, reconozco que he tenido un momento de ligera zozobra al inicio. Nada grave, cierto, pero por un instante he pensado que se nos podía ir de las manos. Hasta que Graeme McDowell y Justin Rose han remontado sus partidos el asunto no olía demasiado bien. Menos mal que lo han hecho y que lo han hecho a la vez. Si Jordan Spieth gana su punto a McDowell igual ahora estaríamos hablando del milagro de Gleneagles. En cualquier caso, la clave de esta Ryder ha estado en los foursomes. Europa ha ganado con cinco puntos de ventaja y sólo en los foursomes sacó seis (siete contra uno).
McGinley ha tenido una capitanía espectacular y los jugadores han ayudado lo suyo. Lógico. Al final, los que pegan los golpes y meten los putts son los jugadores. Pero ha tenido buenas decisiones, como la de mantener a la pareja McIlroy-Sergio pese a que no jugaron bien el primer día. Por contra, me ha sorprendido la escasa utilización de Stephen Gallacher, al fin y al cabo era una elección suya. Imagino que Luke Donald debía estar rabioso en su casa.
Tom Watson, por su parte, me ha decepcionado como capitán. No deja de ser Tom Watson y ha tomado decisiones que son un poco extrañas, como sentar el primer día por la tarde a Spieth y Reed, no utilizar el segundo día a Mickelson y Bradley o llevarse a Webb Simpson para que juegue apenas dos puntos. No he entendido muchas cosas.
Está claro que Estados Unidos necesita un revulsivo en la Ryder Cup. Algo tienen que hacer y con urgencia y, además, es importante para todos, porque como por estos lares se aburran de la Ryder pueden acabar con ella…
Ya sabéis que aquí en Estados Unidos gusta mucho el deporte, pero sobre todo disfrutan con el espectáculo y con ganar, y como sigan perdiendo cada dos años igual deciden apostar por la NHL, la NFL, el béisbol o el curling. Si miran hacia otro lado, mucho ojo, porque el European Tour depende de la Ryder Cup, mientras que en Estados Unidos está en manos de la PGA y el circuito americano no tiene nada que ver. Yo estoy encantado con que gane Europa, pero no me quiero ni imaginar qué puede pasar si vuelven a perder por cuarto año consecutivo en Minnesota. Tienen que replantearse el sistema que tienen establecido para elegir al capitán, algo deben hacer, no sé muy bien qué, pero algo tienen que buscar.
Mientras tanto, reitero mis felicitaciones al equipo europeo y a los aficionados escoceses por esa pitada final en la ceremonia de clausura a su primer ministro Alex Salmond.
