Hay victorias y victorias. A la que acaba de conseguir Jorge Campillo (-9) en el Trofeo Hassan II podemos colgar perfectamente una sensual etiqueta: excitante preludio. Sobre todo atendiendo a la particular psicología de este jugador, a su mundo interior, tan poco dado al acto heroico de fe en todo lo que atañe a su quehacer diario, a su profesión. Él quizá necesite más ‘pruebas’ para creer, pero una vez que cree, cree y pasa a la siguiente página.
Campillo ha ganado el Hassan II con una autoridad desconocida, aunque no del todo sorprendente, de tanto como había rondado la presa
Cada cual lleva sus tiempos en la conquista de los objetivos. Cuántas veces hemos escrito esta sentencia en los últimos años y casi siempre en referencia a dos jugadores. Uno era Rafa Cabrera Bello. Otro Jorge Campillo. El canario, paso a paso, se ha ido convirtiendo en uno de los jugadores más importantes del panorama internacional y ahí sigue, subiendo peldaños de uno en uno, primero un pie y luego otro. El extremeño bien pudiera seguir su camino, aunque hay que insistir en una idea: mucho ojo con Jorge Campillo, porque una vez que se ha visto ganador, que ha encontrado la séptima llave del cofre del tesoro, puede convertirse en un peligro andante para sus rivales, cuando de nuevo llegue con opciones a los últimos hoyos del domingo.
¡CAMPILLO AL FIN ABRE LA LATA!
Campillo ha ganado el Hassan II con una autoridad desconocida, aunque no del todo sorprendente, de tanto como había rondado la presa. Muy seguro de sí mismo (más que nunca, porque de repente una semana cuadra todo al fin), sacando adelante algunas situaciones algo más que delicadas cuando las cosas han ido mal en esta última jornada (vaya bogey imposible que sacaba adelante en el hoyo 3, embocando desde cinco metros, y luego el par del 7, desde algo más de dos), y sencillamente siendo el mejor sobre el campo cuando se acercaba el momento de la verdad. Es mío, este torneo es mío. Nunca como hoy se lo había repetido tanto un domingo, de manera consciente o inconsciente.
Los últimos diez hoyos que ha jugado jorge Campillo han sido como para enseñarlos en las escuelas de golf
Los últimos diez hoyos que ha jugado han sido como para enseñarlos en las escuelas de golf. Plenos de control, temple y decisión. El tiro del 16, con un hierro 8 desde el rough, parando la bola como la ha parado en estos greenes vertiginosos del Royal Golf Dar Es Salam, ha sido mágico. Allí dejaba casi sentenciado el torneo, tras enchufar un putt de dos metros y medio. Y el birdie del 17, de manual en este par 4 corto. Disparo a la entrada del green y chip suave y preciso, muy bien tocado.
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Tanto como ha sufrido Campillo en los últimos hoyos de un buen puñado de domingos en su carrera y han querido las musas, rendidas al fin, que hoy ganara por primera vez sin apenas pasarlo mal en el 18.
Así se reparte la bolsa de premios del Trofeo Hassan II
Campillo, el hombre de expresión escueta y tímida, ha entrado en otra dimensión. Veremos ahora cuánto tarda en hacerlo su gorra, limpia de muñequitos y logos. ¿Qué más van a pedirle las marcas a este jugador? ¿Tan ciegas están?
