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La asombrosa paradoja de Tiger en Bay Hill

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Tiger Woods. © Golffile | Fran Caffrey
Tiger Woods. © Golffile | Fran Caffrey

Toda la atención en el Arnold Palmer Invitational de esta semana se concentra en la figura de Tiger Woods. No queda otra, mucho más cuando la figura de gran anfitrión, El Rey, Arnold Palmer, se mueve ya en la trémula dimensión de la añoranza y el recuerdo. Tiger, Tiger y Tiger. No hay escapatoria posible, ni falta que hace. Y por varias razones. La primera quizá deba ser la de más rabiosa actualidad: el gran campeón viene jugando cada vez mejor, viene de quedar segundo la semana pasada en el Valspar y regresa después de cuatro ediciones de ausencia a Bay Hill, uno de sus escenarios-fetiche, donde suma el bestial registro de ocho victorias en 17 apariciones.

El meollo de la paradoja de Tiger en Bay Hill es que o gana, o ni siquiera se mete en el top ten

La gran paradoja de Woods en este campo, no obstante, no debe pasar hoy desapercibida. Vayamos por partes. Ha jugado 17 veces el torneo y tan solo en la primera de ellas falló el corte, pero corría el año 1994 y él todavía era amateur. Hasta aquí todo bien y normal. El meollo de la paradoja es que o gana, o no se mete siquiera en el top ten. Tan solo atesora un noveno puesto dentro de los diez primeros (año 1997) cuando no ganó. Resulta curioso, tratándose de quien se trata. Nunca en el Arnold Palmer ha sido segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo… Con Tiger, en Bay Hill, no hay medias tintas: si no gana es que ni siquiera ha estado para ganar.

Tiger mantiene su filosofía de prudencia y entusiasmo en cada aparición pública en el Arnold Palmer

El californiano mantiene esta semana la misma filosofía prudente, aunque entusiasta: “que haya ganado aquí ocho veces no significa que lo vuelva a hacer automáticamente”, ha dicho. En cada una de sus apariciones públicas, también ayer, trata de trasladar una misma idea: hay que disfrutar del proceso. Tiempo atrás, en la situación que fuera, su respuesta siempre era la misma cuando se le preguntaba por sus expectativas: “si no pensara que puedo ganar no estaría aquí”. Hoy, sin embargo, va por otro lado, mucho más relajado: “lo que quiero es seguir mejorando”.

Discos reparados, nervios aliviados… Y algo más

Por lo demás, y no es poca cosa, habrá que apuntar también que además de Tiger está más de la mitad del top-100 mundial presente en la cita. Será interesante comprobar, por ejemplo, el rendimiento de Rory McIlroy y Henrik Stenson, de momento muy apagados en suelo norteamericano esta temporada, especialmente el primero, que ya ha jugado cuatro torneos este año del PGA Tour, fallando dos cortes y sin aparecer por arriba (el sueco falló el corte la semana pasada, su primera presencia en Estados Unidos en 2018). Vuelve a la acción Jason Day y faltan, eso sí, los cuatro primeros del ranking mundial (Johnson, Thomas, Rahm y Spieth).

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El mega putt de Tiger que enloqueció el Valspar