En circunstancias muy distintas, y sin buscar analogías forzadas, Jon Rahm y Tiger Woods siguen empeñados en acaparar el protagonismo durante el fin de semana de la edición 2018 del Farmers Insurance Open. Por el momento, el español figura en la segunda plaza en solitario con -10, a un solo golpe del estadounidense Ryan Palmer, mientras que el exnúmero uno del mundo superaba el corte in extremis, convirtiendo un meritorio birdie en su último compromiso y asegurándose 36 hoyos más de rodaje en competición.
Esto es lo que dicen los números del regreso de Tiger Woods
Los dos jugadores deberán equilibrar en la balanza la proporción ideal de recuerdos y olvidos para afrontar las jornadas finales de esta prueba del PGA Tour. Los recuerdos, inevitables en un campo que tantas alegrías les ha dado a ambos. Los olvidos, necesarios para dejar atrás los errores o para no anticiparse al futuro, uno de los pecados mortales de todo golfista. El número uno del mundo, el número uno de la FedEx Cup y la casi segura clasificación para la Ryder Cup son algunas de las posibles “repercusiones” de un posible triunfo que Jon Rahm tendrá que relegar a algún rincón de su cerebro durante los próximos dos días.
RAHM: «El juego corto me mantuvo hoy con vida»
En la segunda jornada, Rahm se encomendaba a su juego corto para compensar los errores desde el tee y terminar con 66 (-6) y la tarjeta limpia de bogeys, hazaña notable en un campo norte endurecido tras las últimas reformas. Después de un arranque fulgurante con tres birdies en los cinco primeros hoyos, Rahm fue eludiendo las minas que le acechaban en el recorrido de San Diego y remató la vuelta con dos birdies brillantes en los hoyos 7 y 9, el tercer par 5 del que sacó réditos durante la vuelta. Su situación, envidiable. El año pasado a estas alturas de torneo figuraba fuera del top 5 y a cinco golpes de los líderes… y ya saben ustedes cómo acabó aquello.
VÍDEO: Resumen completo de la vuelta inmaculada de Jon Rahm
Si el triunfo de Rahm fue inolvidable por cómo se produjo (aquel putt mágico y kilométrico cuesta abajo en el hoyo 18) y por ser su primera victoria como profesional, Woods no se queda corto a la hora de acumular buenos recuerdos en Torrey Pines. El del viernes es bastante más modesto si lo comparamos con los ocho títulos logrados como profesional en dicho campo, o con su triunfo en el Junior World de 1991 con 15 años en ese mismo escenario, pero seguro que el californiano lo atesora con cariño. No en vano, habían pasado 888 días desde la última vez que superaba un corte en el PGA Tour, algo que ocurrió en el Wyndham Championship de 2015. Una eternidad impensable.
Para ello, Woods (-1) necesitó convertir tres birdies en los cinco últimos hoyos, tirando de recursos y de un juego corto muy afinado (salvo en el bogey del 17, donde cometió su único error alrededor de green) para compensar su dispersión desde el tee (solo ha cogido once calles en los dos primeros días de juego).
VÍDEO: La ronda de supervivencia de Tiger Woods, en cinco minutos
Su porfía tuvo premio y alcanzó la meta —humilde, pero meta al fin y al cabo— en el tiempo de descuento, asegurando dos putts para birdie desde una posición muy alejada. Ahora, dispondrá de otros dos días para seguir visitando rincones queridos en el recorrido sur de Torrey Pines y evocando situaciones del pasado que, sin duda, le servirán para seguir poniendo a punto su juego después de dos años de casi total inactividad.
