Gary Woodland (-11) ha conseguido mantener el liderato del US Open después de la tercera jornada. La primera parte del trabajo está hecha. Hasta aquí, lo bueno. El problema es que para lograrlo se ha dejado por el camino varias vidas y que por detrás tiene a una auténtica jauría de lobos, empezando por su gran rival este domingo y, sin duda, el gran favorito a la victoria: Justin Rose (-10).
Los focos están puestos sobre el inglés, campeón del US Open 2013, pero conviene no perder de vista lo que viene por detrás, especialmente Brooks Koepka (-7), Louis Oosthuizen (-7) o Rory McIlroy (-6). Da la sensación de que en un US Open más tierno de lo habitual, el triunfo no debería salir de este grupo de jugadores. Se antoja complicado pensar que con un campo preparado para poder hacerle bajo par sin hacer ningún milagro, cualquiera de ellos podrá meter una buena vuelta el domingo. Esto se lo pone prácticamente imposible a los que vienen por detrás, incluido un notable Jon Rahm, instalado en el top ten tras encadenar su tercera ronda bajo par.
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Como decimos, Woodland se ha dejado varias vidas en la jornada del movimiento. Lo suyo este sábado en los últimos siete hoyos de Pebble Beach ha sido un fabuloso ejercicio de supervivencia, especialmente su chip en el hoyo 12 para salvar un par que apestaba a bogey o peor, o el putt de par estratosférico que ha embocado en el hoyo 14 desde unos doce metros. Equilibrismos sobre el alambre que veremos si los vuelve a tener en la última ronda. También ha jugado muy bien, ojo, pero si le quitamos esas dos recuperaciones no sería líder del US Open.
El otro problema que tiene Woodland es el putter de Justin Rose. Lo del inglés en los greenes es un absoluto escándalo. De los 54 hoyos que ha jugado ha tirado sólo un putt en 35 de ellos. Alucinante. Si mantiene este nivel el último día será inabordable. Se ponga como se ponga el resto.
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La historia dice que 18 de los últimos 20 campeones del US Open acabaron el sábado en el top 5 de la clasificación. Esto mete directamente en la ecuación a Brooks Koepka (-7). La gesta histórica de empatar a Willie Anderson con tres US Open consecutivos sigue absolutamente abierta. En la tercera jornada ha pateado mucho mejor y por eso está al acecho del liderato. Hay que contar con él. Nadie las deja más cerca en Pebble Beach. Si tiene un buen día de putt, será un dolor de cabeza para los de arriba. Hoy ha hecho 68 golpes sin bogeys.
Tampoco hay que descartar a Rory McIlroy (-6). El norilandés asegura que necesitará un 65 ó 66 para tener alguna opción. Muy difícil, obviamente, ya que hoy la mejor vuelta ha sido el 67 de Danny Willett, sin embargo no es imposible. Así lo ven todos los jugadores. Pebble Beach da margen de maniobra. De hecho, nada menos que once jugadores, entre ellos Jon Rahm, han firmado las tres rondas por debajo del par. Eso es casi lo nunca visto en el US Open. En Erin Hills 2017, por ejemplo, el mayor vergel de birdies de la historia reciente de este torneo, había nueve jugadores con las tres vueltas por debajo del par.
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La realidad es que nadie espera que la USGA vaya a cambiar demasiado las condiciones de Pebble Beach para la última ronda. Se podrán hacer vueltas bajas y el resultado ganador bien podría estar en -12 ó -13, en función, claro, de lo que puedan hacer Woodland y Rose. Ahora mismo, habría que decir que está en su mano salvo que llegue una respuesta salvaje de Koepka o McIlroy.
