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Jon empezó a ganar a Tiger con un vídeo a las 8.30 am

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Jon Rahm celebra el putt ganador contra Tiger Woods. © Golffile | Ken Murray
Jon Rahm celebra el putt ganador contra Tiger Woods. © Golffile | Ken Murray

Jon Rahm ha conseguido hoy el primer punto de su vida en la Ryder Cup. Y no un punto cualquiera, no, el individual contra Tiger Woods. Ha ganado por 2 y 1 en un duelo disputado a cara de perro y rubricado de manera magistral con un hoyo 17 jugado como un gran campeón.

Jon se puso por delante en el hoyo 1 con un birdie de libro y ya nunca fue por detrás. Mandó siempre, llegó a ponerse dos arriba y tuvo que mantenerse en pie cuando llegó la carga de Tiger. Porque Woods siempre carga. Y mucho más en el individual. Es su octava Ryder Cup y hasta hoy sólo había perdido un partido en uno contra uno. Sólo uno. Y fue en su año de rookie, frente a Constantino Rocca, en Valderrama. Quién sabe, igual es la conexión española. Era la primera vez que Tiger jugaba el individual contra un golfista de nuestro país.

Jon Rahm saluda en el tee del hoyo 1 antes de jugar su individual ante Tiger Woods. © Phil Inglis | Golffile
Jon Rahm saluda en el tee del hoyo 1 antes de jugar su individual ante Tiger Woods. © Phil Inglis | Golffile

Como decimos, Tiger puso contra las cuerdas a Jon. Apretó las tuercas al máximo. Ganó con eagle el hoyo 9 y el 12 con un birdie excepcional. Empate. Quedaban seis hoyos y todo arrancaba de cero. La papeleta no era fácil. Jon, un rookie, con dos derrotas a sus espaldas y mucha rabia contenida. Y enfrente Tiger Woods. La leyenda. Remontando. Soltando zarpazos…

CRÓNICA: A Bjorn lo que es de Bjorn

Fue ahí donde Jon decidió darle toda la razón a Gary Lineker, exfutbolista del Barcelona que este viernes escribía el siguiente tuit: “Jon tiene los cojones grandes”. En perfecto español, por cierto. Por si había dudas. No hacía falta intérprete. Jon reseteó. Empieza de nuevo el match. Siguió en el presente, tranquilo y no se salió del plan. Los pares en el Golf National son buenos. Y con dos pares ganó los dos hoyos siguientes. Respondió a los zarpazos del Tigre con dos sopapos de Barrika como chuletones de grandes. Pim pam. Dos arriba a falta de cuatro hoyos. Pintaba bien la cosa.

Pero Woods no se rinde fácilmente. Siguió apretando y llegó un momento que pudo cambiar no sólo su partido, sino la Ryder. No lo olvidemos. Europa no había ganado ninguno de los tres primeros partidos individuales y Jon salía en el cuarto. Olesen ya había derrotado a Spieth, pero hacía falta más carnaza para alimentar la convicción, en ese momento maltrecha, de Europa. El momento en cuestión fue un putt de metro para par fallado en el 16. Manos en la cara. Jon no da crédito. Tiger se pone a uno a falta de dos hoyos.

VÍDEO: Así fue la victoria de Rahm sobre Tiger y su emocionante celebración

Rahm respiró en ese momento y pensó: “quedan dos hoyos, dos hoyos difíciles, vas uno arriba. Sólo tienes que empatar dos hoyos y ganas el punto…”. También ese instante era el mejor para acordarse de lo que le había dicho a Thomas Bjorn la noche antes. “Voy a ganar el punto, colócame en uno de los cinco primeros partidos porque voy a ganar el punto”, se conjuró. El danés recogió el guante y lo puso el cuarto. Después se supo que sería Tiger su rival. La respuesta de Jon: “Si tengo que ganar a Tiger, ganaré a Tiger”.

Jon pegó los dos mejores golpes del día en el hoyo 17. Primero un misil tierra aire de 359 yardas. Voló sobre la calle y se posó en ella, rodó y rodó y acabó descansando perfecta en el primer corte de rough. Desde ahí, ejecutó un golpe magistral. Tiger había fallado la salida al rough y su segundo golpe no alcanzó green por poco. Un jugador más conservador habría buscado el centro de green, asegurando el par y esperando el error de Woods. Pero Rahm se tiró a por el trapo. La dejó a un metro y ganó el hoyo y el partido con un birdie antológico.

La paradoja emocional que Jon aún debe resolver

Sacó toda la rabia contenida de las últimas 48 horas en ese instante. Lo celebró como si fuera la última celebración de su vida. Se dejó el alma, como en el partido. Dio la mano a Tiger y se puso a llorar. Sí, el chicarrón de Bilbao no pudo contener la emoción. Era su primer punto en la Ryder. Un punto clave en una jornada más peliaguda de lo que dice el marcador. Se deshizo.

Jon Rahm saluda a Tiger tras derrotarlo en el hoyo 17. © Golffile | Ken Murray
Jon Rahm saluda a Tiger tras derrotarlo en el hoyo 17. © Golffile | Ken Murray

En esas lágrimas reflejaba tensión, felicidad y orgullo. Era el final perfecto a una victoria que había empezado también con lágrimas a las ocho y media de la mañana. Justo a esa hora recibió un vídeo en su móvil. Se lo mandaba su padre, Edorta. Estaba solo, en el tee del 1, con el sol saliendo sobre el Golf National de París. Quedaban cuatro horas para que saliera su hijo. Se lo grabó él mismo para mandarle un mensaje, también entre lágrimas. Edorta sólo quería decirle que todos estaban con él y el orgullo que suponía ver hasta dónde había llegado. Treinta segundos de emoción a flor de piel. Como para no ganar a Tiger y a quien se le pusiera por delante… Día de lágrimas y rosas en los Rahm. “Qué nieto tengo”, decía su amama Miren, orgullosa en el green del 18 mientras el equipo europeo celebraba la victoria en la Ryder. Qué nieto y qué jugador para Europa.