Jordan Spieth ha puesto un broche de diamantes a una temporada que será muy difícil de repetir en el golf profesional. El joven jugador texano de 22 años ha conquistado la FedEX Cup tras imponerse de manera mayestática en el The Tour Championship, la traca final de la temporada en el PGA Tour. Spieth concluyó el torneo en East Lake con una vuelta de 69 golpes, ha sido el único que ha jugado bajo par los cuatro días y ha ganado con tres golpes de ventaja sobre Danny Lee, Justin Rose y Henrik Stenson. Incontestable.
Como incontestable ha sido su temporada. Pese a los fabulosos empeños de Jason Day en las últimas semanas, ya no queda ninguna duda de que Spieth será elegido el Mejor Jugador del Año. Se lo merece. Ha sido una campaña histórica. Las ganancias son como el algodón en el golf, no engañan. Nadie ha ganado tanto como él en un solo curso. Con su victoria de ayer, sus ingresos superan los doce millones de euros, a los que hay que añadir el bonus de diez millones como ganador de la FedEX Cup. El dinero por publicidad va aparte. Una bestialidad.
Spieth ha batido casi todos los registros en 2015. Será difícil encontrar una temporada ya no sólo igual, sino parecida. Ha ganado cinco torneos, dos grandes, la FedEX Cup y ha finalizado el año como Número Uno del mundo. Sus récords son inagotables:
– Ha sido el más joven en ganar cinco torneos o más en un año en el PGA Tour desde Horton Smith en 1929.
– El más joven en ganar sus dos primeros grandes desde Gene Sarazen en 1922.
– El más joven de todos los tiempos en ganar el Masters y el US Open en una sola temporada.
– El mejor resultado acumulado en los majors en toda la historia.
– Tercer jugador en la era moderna en acabar entre los cuatro primeros los cuatro grandes (Tiger Woods 2005 y Jack Nicklaus 1973).
– Líder en ganancias en una sola temporada en toda la historia del circuito americano.
– Cuatro top ten más que ningún otro jugador esta temporada en el PGA Tour (15 en 19 torneos).
– Segundo jugador más joven de la historia en alcanzar el Número Uno después de Tiger Woods.
No obstante, su mayor grandeza ha residido en su capacidad de superación. Nunca se cegó por el éxito, más bien al contrario. Su hambre de gloria es insaciable. Tras fallar el corte en los dos primeros playoffs de la FedEX Cup, Spieth reordenó sus ideas, llamó a capítulo a su equipo y se pusieron a buscar una solución. El problema estaba en la cabeza y en el juego corto. Llegó a East Lake, sede de la gran final de la FedEX Cup antes que nadie. Estuvo el lunes entero practicando el juego corto y el putt. Ha terminado el torneo como el mejor de todos en este capítulo.
De la parte mental se ocupó su amigo y caddie, Michael Greller. Tuvieron un par de charlas. «Estaba más tenso en estos playoffs que en los majors. Era como si tuviera que demostrar acabando bien la temporada que todo lo que había pasado era real. Tenía la impresión de que si no ganaba la FedEX Cup, habría sido una especie de fracaso. Estaba convencido de que íbamos a ganar en Atlanta», explicó Greller.
Una temporada fabulosa para un jugador fuera de lo normal. Acabó 2014 ganando dos torneos y poniendo en órbita una carrera que se ha confirmado en 2015.
