Semana positiva de la que salgo más fuerte. Es obvio que duele no ganar porque cuesta mucho estar arriba y se escapa una oportunidad, pero creo que la semana del Scottish Open ha sido muy buena. Hay muchas maneras de encajar el resultado del domingo. Habrá quien se machaque pensando que debía haber ganado, que estuvo muy cerca, pero yo me quedo con que hice todo lo que pude, estoy muy orgullosa de no rendirme en ningún momento y de cómo jugué en los últimos nueve hoyos, metiendo muchos putts bajo presión. Nunca dejé de luchar y me sentí muy a gusto conmigo misma en el campo. También jugué muy bien al golf y me marcho del Renaissance convencida de que si así en esta línea voy a tener más posibilidad de estar para ganar los domingo… y ojalá la próxima caiga de mi lado.
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Esta buena semana en North Berwick es el resultado de un proceso. No es que haya cambiado algo de la noche a la mañana, sino que llevo trabajando mejor y de manera más inteligente desde hace un tiempo. No me machaco tanto. Para entendernos, no pongo tantas horas como antes en el campo de prácticas, pero entreno mejor. Todo esto ayuda. Además, tengo mejor actitud en el campo y no me como tanto la cabeza. La semana pasada, por ejemplo, conseguí estar muy calmada y tranquila en el campo. Incluso en el putt del hoyo 18 para entrar en el desempate, que tendría unos tres o cuatro metros, estuve menos nerviosa de lo que en teoría debería por la situación.
Hablando del putt quiero contaros una experiencia que tuve con Brad Faxon que me ayudó mucho. Jugué con él un día al golf y después se quedó una hora conmigo en el putting green dándome algunos consejos. La verdad es que no me dijo nada que Marcelo Prieto (su entrenador) no me hubiera dicho antes, pero verlo a él hacerlo fue fundamental. Entrenamos sobre todo en la rutina, en hacerlo más rápido y estar continuamente en movimiento para conseguir hacerlo todo más fluido. Yo antes pensaba mucho en la técnica cuando pateaba y estaba demasiado tiempo sobre la bola. Quería controlarlo todo y eso me impedía muchas veces hacer un movimiento fluido. Incluso, antes cuando pateaba tenía como dos arranques en el swing, uno primero, paraba y después lo hacía completo. Ahora estoy más relajada, menos tensa y siento que el swing va más fluido.
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Como digo, Marcelo ya me lo había comentado antes, pero ver a Faxon fue revelador. Es impresionante lo fácil que lo hace… y lo rápido. Apenas ha vuelto los ojos a la bola y ya está pateando. El objetivo es hacerlo en esta línea y estoy contenta con cómo van las cosas. Yo siempre me he considerado una buena pateadora, aunque era mucho de rachas. De pronto cogía una buena y metía todas, por eso hacía vueltas tan bajas, pero era un poco inconsistente.
Por cierto, también me gustó mucho un concepto que me comentó Faxon. Es importante lo que te dices después de fallar un putt. Por ejemplo, si tiras uno bueno y te hace corbata puedes optar por darte caña, lamentarte, decir que no metes ni una, la mala suerte y tal… Pero si lo has tirado bien, como querías y por donde querías, no tiene sentido eso. Por ejemplo, muchos me han escrito con el putt de eagle del hoyo 16, diciéndome que no me quede con ese putt fallado… Y claro que no me quedo. Creo que lo tiré muy bien, por el sitio, pero cayó menos de lo que yo pensaba y terminó detrás del hoyo. Hay que centrarse en hacer las cosas bien, mantener tu rutina y después el putt podrá entrar o no. Sigue la rutina y que sea lo que dios quiera.
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Termino con la anécdota, desagradable pero anécdota, de la tarjeta que no firmé hace dos semanas en el Marathon Classic. Fue una concatenación extraña de cosas. Normalmente lo primero que hago cuando cojo la tarjeta es firmarla, incluso antes de repasarla, pero vi un par de números que no estaban muy bien escritos y le pedí a mi marcadora que los corrigiera. Cuando me la devolvió, la entregué tal cual y no la firmé. Normalmente, hay unos voluntarios que las revisan y te dicen que está todo bien. A mí no me dijeron nada, me marché, aunque estuve todavía un rato por allí y ya cuando estaba en el hotel dos horas después me llamaron diciendo que la tarjeta no estaba firmada. Y así era. En ese momento me acordé perfectamente de que no la había firmado. Es rarísimo, un fallo tremendo, pero fue inocente, no estaba enfadada ni nada, cosas que pasan…