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Una charla clave con mi caddie

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El segundo puesto en Irlanda me ha sabido a gloria. No pudimos hacer nada ante Suzann Pettersen, una sensacional jugadora que por calidad debería tener muchos más títulos en su palmarés y que estuvo inspiradísima el sábado y el domingo. De todos modos, estoy muy contenta por el juego y, sobre todo, por una cosa que hablé con mi caddie antes del torneo y que ha funcionado muy bien. Os cuento…

Estuvimos charlando profundamente porque había cosas que teníamos que solucionar. Yo nunca he tenido caddie fija hasta hace un año. Estaba acostumbrada por tanto a tomar todas las decisiones para bien o para mal. Esto cambió. Me volví muy dependiente de mi caddie. Hacía todo lo que ella me decía. Si yo creía que había pegar un hierro 8 y me decía que era un 7, terminaba pegando el 7 y, claro, cuando había algún error, cabreo al canto. Y así era muy difícil.

Hablamos y decidimos que para este torneo no me iba a enfadar nunca y que todas las decisiones las tomaba yo. Tanto los palos que había que pegar, como la lectura de los greenes han corrido de mi parte. Sólo si tenía alguna duda y le consultaba, pues entonces claro que me valía, y mucho, su opinión, pero si lo tenía claro lo hacía todo yo sola y la verdad es que ha ido muy bien. Ella también se siente mejor porque no tiene tanta presión. Las dos hemos ido más cómodas.

Creo que esta decisión ha sido muy importante, ya que sentía que había perdido la identidad en el campo. Yo sé perfectamente qué palos tengo que pegar según cada distancia, para eso trabajo en el campo de prácticas y en las vueltas de entrenamiento. Sin embargo, en los últimos tiempos parecía que me había vuelto tonta y que no sabía nada de nada. Así que por ahí estoy muy contenta. Otro aspecto positivo ha sido el putter. Ha funcionado bastante mejor esta semana después de varias semanas en las que he estado un poco perdida.

Os tengo que confesar una cosa. Me encanta el campo de Irlanda, el Killeen Castle. Y no es porque haya quedado segunda o peloteo porque se vaya a disputar ahí la Solheim Cup, que conste (jajaja). Me gusta mucho por la hierba que tiene, tanto en las calles como en los greenes y por su diseño. Se adapta muy bien a mi ojo. No es que sea un recorrido fácil, que no lo es, pero tienes referencias para casi todos los tiros y a mí me resulta más cómodo así. Por ejemplo, hay algunas salidas donde tienes que volar un búnker y lo tienes claro. A veces, con calles más anchas, pero sin referencias, es más fácil que el tiro vaya hacia un lado y pegues escapadas. Los greenes, además, son pequeños y tienen varias plataformas, por lo que tienes que tirar a un sitio concreto del green. Sabes perfectamente cuál es el objetivo. Me gusta este campo para mi estrategia.

Por cierto, os tengo que hablar de la Solheim Cup. En el próximo blog, que será muy prontito, os contaré lo que me comentaron las ayudantes de la capitana cuando terminó el torneo y la cuentas que tengo en la cabeza para meterme en el equipo.

Por último, no quiero despedirme sin recordar con muchísimo cariño a Blanca Mayor de la Herrán, una mujer extraordinaria que ha hecho una barbaridad por el golf de este país y, especialmente, por la cantera. Tristemente fallecía el pasado viernes, pero su legado es infinito. Mando un beso muy fuerte a toda su familia. Descanse en paz.