No hay mejor manera de superar el estrés y la dureza de un US Open que una buena jornada de Sanfermines. Qué buena y divertida es esta fiesta nuestra. Pero bueno, eso ya lo sabéis todos, así que mejor os hablo de cómo me fueron las cosas en Wisconsin…
Fue una semana muy complicada, pero la experiencia resultó muy buena. La valoración es positiva. Sé que todo lo que he aprendido me va a servir para el futuro.
El campo (Blackwolf Run) estaba muy difícil, largo, exigente, con unos greenes muy movidos, el rough alto, por lo que había mucha presión desde el tee… Hay mucho ‘hazard’, así que si no coges green, tienes casi seguro el bogey o el doble bogey. Penaliza muchísimo. En cuanto fallas un golpe te castiga. Es cierto que te lleva al límite y hay veces que te saca de quicio y dan ganas de mandarlo todo muy lejos…
Pero bueno, en realidad me lo he pasado muy bien porque es un campo nuevo, he aprendido cosas, hay que estar en el presente, mantener la calma, paciencia… Me quedo con todo eso. Es muy fácil tirar la toalla cuando ves que no te salen las cosas, pero está claro que hay que luchar siempre y no perder la confianza. Vuelvo de Estados Unidos reforzada, con muchas ganas de seguir trabajando y mejorando.
He jugado bien, le he pegado bien a la bola, creo que voy por buen camino y estoy contenta. Lo más importante que me traigo es que en golf nunca sabes lo que puede pasar, hay que estar muy centrada en el presente.
Por ejemplo, el segundo día hice un triple bogey en el tres y me vino bien. Me dije, Carlota, juegas al golf porque te gusta, así que disfruta de esta semana y si pasas el corte mejor, y si no, no pasa nada, lo importante es seguir creciendo como golfista y como persona.
Al margen del golf, lo que no se me va a olvidar de esta semana es lo bien que lo hemos pasado con Belén y Azahara. Es muy bonito estar las tres juntas de nuevo, reírnos y disfrutar, jugar las vueltas de prácticas. Es un gustazo verlas en el campo. Están muy bien, sobre todo Azahara. No es casualidad que esté la 14ª del mundo. Ha trabajando mucho y seguramente seguirá subiendo.
Otra cosa con la que me quedo del US Open es la organización. Increíble. 2.500 voluntarios que aguantan temperaturas de casi 40 grados para dar paso a la gente, manejar las cuerdas, abrirnos las puertas y siempre encantadores y sonriendo. La anécdota del US Open es que no me llegaron los palos el primer día y es un rollazo, porque estás con muchas ganas de entrenar y jugar el campo y tienes que esperar. Pero bueno, desgraciadamente son gajes del oficio. Después llegaron y no hubo problemas.
Cojo este US Open como una buena experiencia, mentalmente te hace más fuerte y me gustaría volver en cuanto pueda y hacer un gran US Open. Aunque cada cosa a su tiempo. Ahora tengo el Evian en dos semanas y lo afronto con muchas ganas. Eso sí, esta semana toca descanso y disfrutar de los Sanfermines. Hay que tener equilibrio y disfrutar, que si no con tanto golf nos vamos a volver locas…
