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Metáfora del Edén en el urinario del Bradys

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Noche del martes 4 de agosto. Urinario del Bradys, pub en el centro de Rosslare, villa al sur de Wexford, donde el viento da la vuelta. Un servidor anda con lo suyo mientras un señor de unos 55 años se lava las manos. Me lanza una sorprendente batería de preguntas: «¿qué tal el partido de golf? ¿Lo has pasado bien? ¿Te gusta el campo?». No doy crédito. ¿Cómo sabe este hombre qué es lo que he estado haciendo esta tarde?…

Sonríe. Y me explica: «nos hemos cruzado en el campo y me has preguntado a cuánta distancia estaba el green, por eso te conozco…». En efecto, recorriendo el hoyo 4 del Rosslare Golf (Burrow Course), un maravilloso links, me crucé con una pareja y les pregunté a una distancia de unos treinta metros, gritando para hacerme oír contra el viento. Cinco horas después, volvemos a encontrarnos entre pinta y pinta.

¿No les parece una sencilla metáfora del Edén? Una isla entera que juega al golf y luego se reúne en un pub, en miles de pubs, para comentar la ‘esforzada’’jornada. Es en todo caso un vivo reflejo de la esencia irlandesa: educación, amabilidad, simpatía. Sobre todo simpatía.

¿Qué ocurre en este país, en el que un hombre detiene su furgoneta en un cruce de caminos, sólo porque te ha visto parado en el arcén consultando un mapa con el ceño fruncido, y se preocupa de ti, te explica, sonríe, te hace una gracia y se marcha?

Al fin hemos jugado un links puro y duro. Este Burrow Course ha colmado y superado todas nuestras expectativas. Se trata de un maravilloso recorrido de 12 hoyos del Rosslare Golf. En este club hay un recorrido de 18 hoyos en el que esta semana se estaba jugando un campeonato (nos animaron a apuntarnos…), que se entremezcla con aquel otro en un perfecto y bellísimo laberinto pegado al mar.

Desde el martes, además, el agua ha dado tregua y el viento nos ha enseñado (en Burrow, por ejemplo, pero también en el Wexford Golf Club) alguno de los secretos de estos campos. Es, sin duda, una experiencia total para el aficionado de golf.

Burrow lo hemos jugado dos veces. Y no, no es el links más complicado y largo que uno pueda encontrar. Pero es un prodigio en su humilde diseño, pues calibra y equilibra de modo natural y sorprendente todas las ecuaciones y estrategias del golf: riesgo-premio; dificultad-facilidad; necesidad imperiosa de jugar un golpe rodado-necesidad imperiosa de mandar la bola a las nubes…

Hoy viernes volvemos a Dublin. Esta vez hemos sido un poco más previsores y ya hemos reservado una salida en el Royal Dublin, legendario links de la capital irlandesa que abrió sus puertas en 1885… Esto va a ser otra cosa. Un colofón supremo, porque mañana volvemos a España.