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Scarke y St. Helens

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No hacen falta más pistas, está suficientemente probado: somos un auténtico caos organizativo. Hasta este lunes, día en el que finalizaba un puente festivo en Irlanda, los green fees había que reservarlos con ‘disciplina’ y organización, virtudes que no adornan a esta expedición…

Así que el domingo nos estrenamos en un campo algo peculiar, el Scarke, muy cerca de New Ross, que por cierto es la encantadora villa irlandesa de donde partió alrededor de 1850 un emigrante de apellido Kennedy, bisabuelo del presidente John Fitzgerald… Ya ven, de no haber tomado aquella goleta el ‘great grandfather’ de la saga Kennedy, a lo mejor hoy Marilyn seguía con nosotros. Una abuelita resabiada cuidando sus flores en un jardín de cualquier casita en Orlando…

 

El Scarke no es un mal campo, pero no es un links. Situado en el interior e incrustado en un paisaje más o menos abrupto entre colinas de enorme belleza, se trata de un recorrido más bien corto (quizá demasiado para ser un par 72), aunque semejante circunstancia nos vino de perlas, porque el driver no anda fino… El tiempo,  irlandés en todos los sentidos: por los primeros nueve hoyos, lluvias muy finas, cortinillas de agua, casi imperceptibles. Por los segundos nueve, mayor calibre: chaparrones de los que hacen más pupa. Y viento. Constante y de peso. Jugando ‘scramble’ sacamos un 83 más que notable, vistas las condiciones.

Ayer, lunes, como quien no quiere la cosa, fuimos arrimándonos al mar… Eran las 19,30 y teóricamente sólo nos acercábamos a explorar la zona donde se encuentra el St. Helens Bay Golf, recorrido pegado al mar y con un puñado de hoyos de estilo links…  La cosa acababa como el rosario de la aurora: a las 20,00 horas estábamos saliendo por el tee del hoyo 1, al trote, a ver si podíamos hacer nueve hoyitos. Los acabamos. En penumbra, pero los acabamos.

Aquí la cosa estuvo más fea, pero mucho más emocionante: lluvia incesante, potente, y un viento marino que no era vendaval, pero que te dejaba en pañales cuando soplaba en contra. ¿No queríamos links? Pues toma links. Y eso que St. Helens no es uno al ciento por ciento. Ni siquiera al cincuenta por ciento: en realidad se trata de un campo muy abierto y muy cercano al mar, pero con algunos obstáculos de agua, por ejemplo.  Hay que reseñar que nos fuimos de allí completamente calados, pero con una sonrisa de oreja a oreja…

De nuevo, scramble. Y no, el resultado no es demasiado publicable… ¿O sí? Le hicimos un buen bogey al hoyo 1; un super-par al hoyo 2 con putt de seis metros incluído; un bogey al hoyo 3 fallando los dos jugadores un putt de dos metros más que metible… A partir de ahí, la odisea: magnífica salida con madera 3 en el hoyo 4 que no hizo más de 150 metros con el viento en contra y doble bogey afortunado al final;  nuevo doble bogey al 5; y otro más al 6… Impresionante par en el largo par 3 del hoyo 7, para acabar con ‘meritorios’ bogey y doble bogey  al 8 y al 9, sin apenas visiblidad. Total, un digno 47…