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Los chicos del 83 (y alrededores)

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De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Alejandro Cañizares, Álvaro Quirós, Pablo Larrazábal y Rafa Cabrera Bello. © Golffile
De arriba a abajo y de izquierda a derecha: Alejandro Cañizares, Álvaro Quirós, Pablo Larrazábal y Rafa Cabrera Bello. © Golffile

Naranjito nació antes que ellos. Del gol de Maceda a Alemania en la Eurocopa 84 no guardan recuerdos personales, intransferibles, pues aún no tenían uso de razón.

(Por cierto, aquel gol de Maceda nos metió en las semifinales contra Dinamarca, pero es que ante los Laudrup y compañía, también fue Maceda quien marcó el gol que a la postre nos llevaría a la tanda de penaltis y, por tanto, a la Final. ¿Quién se acuerda de ello? Yo no, hasta que lo he consultado mientras escribía estas líneas).

Sigamos. Seguramente tampoco podrán contarnos dónde y cómo vieron el gol fantasma de Míchel a Brasil en México 86 o los cuatro del Buitre a Dinamarca, ni el desafortunado penalti de Eloy en la tanda ante Bélgica en cuartos. En vista de la corta edad que gastaban y, además, con el cambio horario, lo más normal es que estuvieran soñando con los angelitos mientras todo ello sucedía.

Es posible que alguno pueda poner en pie el Tour de Perico Delgado (1988), pero habría que preguntarles.

En los Juegos de Barcelona eran todavía unos mocosos. Quizá vibraran con el triunfo de Cacho en la final de 1.500 mientras succionaban un Frigo Dedo. Uno de ellos, en aquel verano del 92, apenas había comenzado a dar sus primeros pasos en el golf, había cogido por primera vez los palos unas semanas antes, tres o cuatro meses a lo sumo.

Todos, los cuatro, se hicieron profesionales más o menos al mismo tiempo. Y todos desembarcaron rápidamente, unos más que otros, en la primera división, el circuito europeo (entre mediados de 2006 y principios de 2008). Todos, además, unos un poco antes y otros un poco después, consiguieron muy pronto su primera victoria en el European Tour (entre agosto de 2006 y junio de 2008).

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Y ahí siguen, después de mucho más de una década: los chicos del 83, aunque uno sea del 84. Alejandro Cañizares (enero 1983), Álvaro Quirós (enero 1983), Pablo Larrazábal (mayo 1983) y el benjamín, Rafa Cabrera Bello (mayo 1984). Una generación de peso y carisma garrapiñada en un año. Cada cual con sus picos, sus altibajos, unos más regulares, otros más a trompicones… Cada cual, desde luego, de su padre y de su madre, pues sus perfiles no pueden ser más dispares.

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Este pasado fin de semana, todos los chicos del 83 (faltaba Rafa, el único que compagina los dos grandes circuitos) sintieron en algún momento que tenían opciones de hacer algo bonito y grande en Dinamarca. Allí estaban, cortando el viento danés en la proa. De nuevo. Al margen de títulos y números incontestables (que no son pocos los suyos), cada cual tiene sus debilidades. Una de las mías, qué le voy a hacer, son los chicos del 83 (y alrededores).

Nota: era Álvaro Quirós quien apenas sabía jugar todavía al golf en aquel verano del 92. Los otros tres ya eran unos pequeños prodigios.

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