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Faltan 1.361 días…

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La sombra de Severiano durante la pasada Ryder fue mucho más que una sombra. Era casi una presencia tangible. Así lo entendió todo el mundo. Y tenía su razón de ser estando quien estaba al frente del equipo europeo…

 

José María Olazábal lo dejó bien claro antes del evento en multitud de ocasiones: él no iba a intentar imitar a Seve, porque eso era imposible. Pero si trataría de transmitir su principal enseñanza: jamás hay que rendirse. No hace falta volver a explicar hasta qué punto esta Ryder terminó convirtiéndose en el perfecto ejercicio de semejante lema.

Más allá del homenaje que un amigo (Chema) ha brindado a otro (Seve) a lo largo y ancho de todos sus meses de capitanía, me gustaría destacar la extraordinaria generosidad de Olazábal, que se las ha arreglado para compartir toda la gloria con alguien que al fin y al cabo, y por desgracia, ya no está con nosotros. Lo suyo no ha sido un homenaje ni una dedicatoria, sino un inmenso acto de fe, gracias al cual la mejor pareja de la historia de la Ryder cabalgó de nuevo.