Apuntes sueltos de la Ryder. Sin orden ni concierto. Sensaciones, fobias, miedos…
– Impresionado con la puesta en escena de Keegan Bradley, aunque tampoco excesivamente sorprendido. Me pone algo nervioso, eso sí, su sobreactuación. Y que su mujer entrase ayer en el green del 15 para abrazarse a él, como si hubiera conseguido el punto decisivo. Cosas de la edad, por supuesto.
– Sorprende mucho más la imagen de Westwood. Como si el asunto no fuera del todo con él, desconcentrado. El inglés siempre lleva puesta la careta de la frialdad, aunque la procesión vaya por dentro, pero en este caso parece ir un paso más allá… Como si estuviera ido. Espero que este sábado me deje mal, y en realidad debe ser Chema quien tenga razón: «es muy difícil que Lee tenga dos días malos seguidos», ha dicho.
– Vello erizado con el mensaje «celestial’ de este sábado. Do it for Seve.
– A McDowell se le ve algo así como pasado de vueltas. Pero hay que confiar en su enorme corazón competitivo. Se lo ha ganado.
– Paul Lawrie está desaprovechado en el equipo europeo. Tal y como patea el escocés podría haber tenido un hueco en algún foursome.
– Sinceramente: me asusta lo que pueda ocurrir el domingo, sobre porque los norteamericanos parecen de otro planeta en los greenes de Medinah. Hay que morder. Como hace Poulter. Y si luego se pierde, pues qué le vamos a hacer.
