Tres recuerdos del US Open de 2009 en Bethpage Black, donde se disputa esta semana el Barclays…
Dos completamente intrascendentes.
El primero: aquellos miles y miles de aficionados caminando descalzos y tan panchos sobre el fango en que se convirtieron por momentos las zonas de paso del recorrido debido a las trombas de agua. Aquello era en realidad lo más práctico, pero yo no fui capaz de hacerlo, que luego había que ir a la sala de prensa y ponerse a trabajar…
El segundo: una rana gigante del tamaño de un balón de voley que desplegaba su intimidante presencia en una charca-estanque del hoyo 8. No croaba, graznaba. Qué bestia.
Y otro más emotivo y, hasta cierto punto, histórico: fui testigo directo (estaba a sólo tres metros) de cómo celebró Rory McIlroy dentro de la casa club su… décimo puesto. Su rostro lucía radiante. Y tiene su lógica, pues era el primer top-ten del norirlandés en un grande.