Inicio Blogs David Durán Faltan 1.425 días (DOCE MOMENTOS, DOCE)

Faltan 1.425 días (DOCE MOMENTOS, DOCE)

Compartir


1. El instante exacto en el que Adam Scott sentía la derrota fría como una daga. Esa pose suya destartalada nada más fallar el putt decisivo y la inmediata recomposición de la figura…La mirada limpia del australiano durante la durísima hora que siguió al desplome, tiempo de flashes que buscaban una lágrima, de inevitables preguntas (respetuosas todas) que derramaban vinagre en la herida o restallaban como un látigo y que, para qué engañarnos, no tenían respuesta…

2. El rostro de Miguel Ángel Jiménez después de la tercera vuelta. No es que estuviera roto, es que era la viva imagen de la tristeza. Sin embargo, horas después nos lo encontramos en una calle de Lytham y nos dijo cuando se iba para casa: «it´s party time». Fresco como una lechuga después de darse un garbeo por el limbo de la frustración…

3. Todas las burradas que Pablo Larrazábal le dijo en perfecto castellano a su bola mientras ésta volaba el viernes desde el tee del 11, y las risas de los ingleses cuando, mal que bien, tradujimos las lindezas. No pueden evitarlo: adoran la garra española.

4. El jueves nos cruzamos con el partido de Alejandro Cañizares, también en el tee del hoyo 11, cuando iba siete arriba en diez hoyos… Su caddie, el jugador profesional Íñigo Urquizu, acertó a guiñarnos un ojo a pesar del temporal. Por eso, y no exagero, una de las mayores alegrías con diferencia de este British fueron esos últimos ocho hoyos de Cañi en la primera ronda. Tres birdies relampagueantes. Aunque al fin y a la postre no sirvieran para pasar el corte. Y yo me mantengo en lo dicho: a Cañi hay que esperarle el tiempo que sea. Un día va a liar alguna buena.

5. El comentario en Twitter de Alistair Tait, prestigioso periodista de golf, después de comprobar que Andrés Romero había salido a jugar la última vuelta con el futbolista Carlos Tévez llevando su bolsa (82 golpes). «¿Se cree que esto son los pares 3 de Augusta?», venía a decir.

6. Gonzalo Fernández Castaño, desdramatizando algunas dudas de Álvaro Quirós. Le decía mientras le entregaba una flor: «tómala y deshójala: jugar al fade, jugar al draw, jugar al fade, jugar al draw…». Quirós sigue el juego. Sale fade. «El draw está sobrevalorado», sentencia Gonzalo.

7. La serena y simpática parrafada que me echó Dustin Johnson creyendo que era un ‘marshall’… Son cosas que pueden pasarte si un día vistes con los mismos colores que los marshall. Ocurrió durante una ronda de prácticas en la salida ciega del 10 y, después de fallar un drive, me preguntaba, creo, si en el lugar aproximado del aterrizaje había algún colega-marshall mío…

8. Sergio García retando el miércoles a Dustin y Zach Johnson en el tee del hoyo 7. «Nick (Watney) y yo contra vosotros». Entonces su nivel de concentración y motivación creció y creció. Y enseguida se comprobó quién era el ‘capitán’ de su pareja. Él. Y enseguida se comprobó quien disfrutaba más del reto. Él. Incluso en momentos de cierta confusión y hartazgo, como los actuales, dale a Sergio un buen four-ball y verás lo que es el disfrute…

9. Cae la tarde del jueves y te encuentras a Martin Kaymer metido en un bunker, unas cuantas horas después de haber finalizado una mala primera vuelta. Tom Watson le había dicho: «ahora, a trabajar al campo de prácticas y, mañana, a hacer un buen resultado». El alemán está solo en el chipping green. Llueve.

10. Con Quirós nos encontramos en el viaje de ida. Durante dos horas en el aeropuerto de Málaga nadie, aparentemente, parece reconocerlo. En veinte minutos en el aeropuerto de Blackpool se dirigen a él varias personas, comenzando por un policía. Otros lo miran expectantes, aunque no se acercan. Una señora de unos cincuenta años le desea suerte… Algo parecido, aunque sin duda multiplicado por cien, habría ocurrido si Messi despega en Marte y aterriza en la Tierra…

11. Paul Mahoney, periodista de The Independent, con el jersey azul marino Slazenger de Severiano Ballesteros. Es una réplica, claro. Lo lleva puesto el domingo con una camisa blanca debajo. Grande, Paul.

12. Cada mañana esperaba a mis compañeros de apartamento en la calle, fumando un maldito cigarro antes de partir hacia Royal Lytham & St. Annes. Y cada mañana, delante de mis narices, el enorme cartel de la fotografía. Welcome to my world. Es un hotel desvencijado que supura desengaño. Buddies Hotel. Cerrado a cal y canto entre semana, todavía abre el sábado para dar cobijo a algún turista local desdentado que venga a Blackpool a ahogar sus penas en alcohol. Así que allí reconstruyo cada mañana el sueño de un emprendedor que se fue a la mierda…

Tranquilos, amigos todos: we shall overcome, que diría el Jefe.