Os cuento dos breves conversaciones que mantuve en el Real de Sevilla durante el pasado Open de España. La primera, con Gonzalo Fernández Castaño. Le pregunté cómo estaba de juego y me dijo que no terminaba de verse…
Garboso y rumbero le contesté sonriendo: «entonces es que estás bien porque os encanta engañarnos…». Respondió: «no, de verdad, desde que pegué un par de hierros horrorosos en el partido contra Tiger no termino de encontrarme…».
Por supuesto, no le creí. Y sin embargo él contaba lo que sentía. Mal ojo el mío.
No termina de encontrarse, es cierto. Sin embargo, volverá. Él siempre vuelve antes de lo que uno imagina. Para muestra, su 2011, pero hay otras muchas en su carrera.
La segunda conversación fue con Pablo Martín, minutos después de terminar su segunda vuelta a tres golpes del corte. Estaba pegando bolas en el campo de prácticas. Él dijo, casi entre dientes: «no le estoy pegando nada mal. En algún momento va a salir y va a ser en Wentworth».
Tampoco le creí. Vaya doblete el mío. Pero algo importante ‘ha salido’ en Wentworth, desde luego. Pase lo que pase el sábado y el domingo.
