La chiquilla lo ha entendido mal. O al revés. Que se puede y hasta se debe ser competitiva si una se gana la vida en el deporte de élite, que no hay que desfallecer, que resulta encomiable la lucha hasta el último suspiro. Sí…
Que viste mucho eso de que no te gusta perder ni a las canicas. De acuerdo.
Que una va echando humo por las narices porque le han sancionado con un hoyo de penalidad por ir más lenta de la cuenta justo cuando no debía. Pues se entiende.
Ahora, el numerito en el green del 15, Miss Pressel, fue una rabietita ridícula. Porque ellas, las muchachitas consentiditas, razonan así, en diminutivo.
Dicho entonces en aumentativo: aquella fea maniobra fue tan patética como antideportiva.
