Inicio Blogs David Durán Lo poco o mucho que nos muestra Hovland cuando vienen mal dadas
Sobre la reacción de Viktor Hovland tras el primer cuádruple bogey de su carrera

Lo poco o mucho que nos muestra Hovland cuando vienen mal dadas

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Viktor Hovland. (© Golffile | Scott Halleran)

Viktor Hovland se llevó ayer el mayor sobresalto de su corta y meteórica carrera profesional: el primer cuádruple bogey en los 41 torneos que lleva desde que se hiciera pro a finales de junio de 2019, incluyendo el de esta semana. Un ‘8’ en el hoyo 9, par 4, por donde finalizaba una ronda en la que venía con un acumulado de siete menos y sin borrón alguno en la tarjeta. Desde luego, no será un cuádruple bogey algo habitual en la carrera del joven noruego, pero no queda más remedio que bautizarse antes o después en tales descarrilamientos.

(Abramos un paréntesis para explicar someramente cómo llegó a sumar ocho golpes en el hoyo 9, por si alguien no lo ha visto: Salida desde el tee a búnker de calle; un segundo golpe desde la arena muy defectuoso que lleva la bola baja y sin control hasta el frondoso follaje que aguarda detrás del green; desde allí, pega como puede y la bola cruza el green como una liebre, va a parar a un contra talud, muy pegada al borde del bunker, y se queda en una posición muy delicada; ejecuta la sacada como puede y la bola vuelve a cruzar el green, otra vez hacia el espeso follaje; allí decide dropar y acto seguido trata de aprochar, pero el primer intento no corona la empinada chepa que debe salvar para llegar a la bandera; el segundo intento sí corona, pero se pasa el hoyo aún tiene que embocar un putt de casi tres metros para salvar el cuádruple bogey. Fin del terremoto).

La monumental liada de Hovland en su último hoyo del día en el WGC Workday (VÍDEO)

Coincidió el accidente con su último hoyo de la vuelta, así que no hubo posibilidad de comprobar cómo y de qué manera le había afectado… ¿O sí la hubo? Ciertamente, su actitud durante el tremendo episodio en el que se vio enredado (hasta sonreía entre un percance y otro), así como el talante mostrado inmediatamente después de firmar la tarjeta, atendiendo a los medios mientras digería con entereza el costalazo todavía en caliente, nos dan algunas pistas acerca de lo bien preparado que este muchacho ha llegado a la jungla profesional, porque está más que demostrado que resulta imposible rendir a pleno rendimiento si no se tiene la capacidad de mantener el temple cuando llegan los inevitables errores. (Otra cosa bien distinta será afinar y pulir cierta precipitación mostrada a lo largo del penoso via crucis, pero tampoco le pidamos peras al olmo…).

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No es Hovland precisamente un jugador de demasiados altos y bajos, aunque todavía, en semanas y momentos puntuales, necesite de una mayor consistencia para dar el salto definitivo (¿hacia el top ten mundial, por ejemplo?). En las 154 rondas de competición que ha disputado como profesional, incluyendo ya las dos que lleva en el The Concession esta semana, ha firmado 28 dobles bogeys y cuatro triples, además del citado cuádruple de ayer. Pues bien, después de esos 32 patinazos, y obviando el de ayer, que coincidía con un final de vuelta, en casi un noventa por ciento de las ocasiones (27/32) firmaba en el hoyo siguiente un par o mejor resultado. ¿Pura anécdota? Bueno, ahí están los datos para quien quiera leer entre líneas.

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