Una vez se han conocido los emparejamientos de la jornada de individuales he tenido la misma sensación que en 2012: cómo me gusta este cuadro. Seamos serios, hace cuatro años creo que ni por un momento valoré la posibilidad de la remontada, no llegué a creer en ella, pero me agobiaba el hecho de que aquello terminara en paliza histórica, siendo el capitán José María Olazábal. Así que cuando vi aquellos emparejamientos intuí que Europa al menos ganaría los individuales con más o menos apreturas y el resultado final sería mucho más aseado.
En esta ocasión las vibraciones vuelven a ser excelentes. Por ejemplo, no encuentro muchas razones objetivas para pensar que Europa no pueda ganar los cuatro primeros puntos en los duelos Reed-McIlroy, Spieth-Stenson, Holmes-Pieters y Fowler-Rose, o al menos endosar en este tramo decisivo del cuadro un duro parcial a los estadounidenses para dejar el marcador muy apretado, si no ya en ventaja. Antes bien, incluso lo que hemos visto esta misma semana nos indica que podría ocurrir, porque a Rose se le ha visto mejor que a Fowler, Pieters ha brillado más que Holmes, Stenson parece más fiable que Spieth y en el choque de trenes entre McIlroy y Reed no es osado concederle la ventaja al norirlandés, que viene hecho una furia.
A partir de aquí, el río baja más turbio. Se vislumbra un sálvese quien pueda en el que los estadounidenses tienen más peso, profundidad y posibilidades, si somos francos. Pero en el que podría influir de una manera dramática todo lo bueno que le ocurriera a Europa en aquellos primeros cuatro partidos. El quinto y sexto duelo son los de los españoles y, si ponemos la lupa en ellos, veo a Sergio un punto por encima de Mickelson y creo sinceramente que Rafa puede sorprender a Walker, hacer largo el partido y jugársela casi a cara o cruz al final.
La clave precisamente de estos ocho partidos es hacerlos largos, llevarlos ajustados, para darle tiempo a los fantasmas de Medinah a hacer su trabajo. Ellos, los fantasmas, han sido convocados en Hazeltine a eso de las tres de la tarde locales, (a las diez de la noche en España) pero el conjuro sólo será efectivo si justo en aquel momento brilla el azul en lo alto del cuadro…
