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Sergio, en una versión nueva y mejorada

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¿Nos encontramos ante una nueva y mejorada versión de Sergio García? Creo que a día de hoy no es aventurado afirmar que así es. La exhibición de Dubai no se ha debido a un momento puntual de inspiración, lo que no significa, por supuesto, que vaya a luchar por la victoria en los últimos nueve hoyos del domingo cada semana que compita. Su actitud en el campo, de una manera estable y repetitiva, es a día de hoy la mejor en muchísimo tiempo. Más madura y equilibrada. Positiva. Y flexible, en el sentido de que es muy difícil quebrarla.

El proceso de mejora (porque hay que hablar de proceso: nada cambia de la noche a la mañana) tiene causas concretas. La estabilidad vital o personal, más allá del trabajo, afecta a todos, y a Sergio quizá un poco más. Y en este sentido su relación y compromiso con Angela Akins ha resultado también un apoyo importante. Además, hay detrás un trabajo o una manera nueva de pensar, tal y como nos ha confirmado el propio jugador, sin querer entrar demasiado en detalles (VER VIDEO).

El caso es que esta evolución ha ido dejando rastros. Uno de ellos, el primero evidente a mis ojos, se dejó ver en el último US Open, en Oakmont. Sergio lo perdió en los últimos hoyos, tal y como le había ocurrido en otros grandes varias veces en su carrera, y su reacción, sin embargo, un minuto después de firmar la última tarjeta, fue sorprendente: el cuerpo le pedía más guerra. Nos confesó que ya estaba deseando que llegara el British y, en lugar de ver la botella medio vacía (acababa de perder un US Open en los hoyos 69 y 70 del torneo), la vio medio llena, pues de alguna manera celebraba el hecho de haberse visto de nuevo en la pomada.

A mi juicio, este Sergio paciente, mucho más duro y resistente en el aspecto competitivo, cristalizó de verdad, o de un modo muy evidente, en el partido individual de la última Ryder Cup ante Phil Mickelson. El californiano le estaba haciendo auténticas perrerías, dicho en el mejor de los sentidos, embocando putts desde todas las esquinas, cuando era el español quien en realidad estaba jugando mejor de tee a green en casi todos los hoyos. En aquella situación no era nada sencillo mantener la entereza, pero él lo hizo, protagonizando ambos un partido de leyenda.

De acuerdo, Sergio vive por y para la Ryder, y ya ha mostrado en otras ocasiones hasta qué punto es capaz de transformarse en esta competición. Pero en aquel duelo bestial ante Mickelson hubo algo más que pura motivación. Hacía falta algo más profundo y el español lo encontró. Y lo encontró porque lo tenía.

La victoria en su pulso ante Stenson en Dubai y el modo con el que ha competido todos y cada uno de los días (ha sido pura roca), son algo más que pistas en un camino que vamos a ver hasta dónde nos lleva. De momento, a él lo ha puesto de nuevo dentro del top ten mundial.